Por Abraham Gorostieta
Nada detiene a Donald Trump en su empeño por construir el muro fronterizo en la frontera norte de México y Estados Unidos. Ni siquiera la pandemia del Coronavirus es un freno que amenaza con matar a miles de estadounidenses y hundir a Estados Unidos en una recesión económica.
El pasado 15 de marzo Aduanas y Protección Fronteriza (CBP por sus siglas en inglés) aseguró que continúa la construcción de más de 240 mil kilómetros del muro fronterizo de 9 metros de alto en Arizona, Nuevo México y California, además del trabajo de construcción en curso en al menos 15 sitios en esos estados y Texas, tal como lo reportó el Washington Post ese día.
La crisis que ha traído ésta enfermedad a Estados Unidos es muy grave; se han confirmado 32,644 casos positivos por COVID-19, 402 fallecimientos y 178 pacientes recuperados. Al implementar bloqueos en grandes extensiones del país para frenar la propagación, trajo como consecuencia decenas de miles de trabajadores despedidos que ya han solicitado los beneficios del programa de desempleo.
Nada de esto detiene al presidente norteamericano. La construcción del muro fronterizo continúa en muchas partes del país. Soldadores, ingenieros y contratistas expertos viajan desde estados tan lejanos como Montana, Maine, Wyoming, Texas, Dakota del Norte y Kentucky.
La promesa electoral que hizo a sus votantes la quiere cumplir a toda costa: «Construir un muro grande y hermoso a lo largo de la frontera sur y hacer que México lo pague»
Un informe que publica el diario The Guardian en su edición de hoy indica que a los trabajadores se les pagan tarifas superiores al promedio para trabajar durante la noche, esto con el fin de erigir la barrera de acero de 9 metros de altura. El diario explica: «Las últimas incorporaciones planificadas a la construcción de muros fragmentados se producen después de que el Departamento de Seguridad Nacional (DHS por sus siglas en inglés), que supervisa CBP, renunció a una serie de leyes federales para acelerar la construcción».
Expertos consultados por el portal inglés aseguran que el gobierno de Trump está gastando miles de millones de dólares «en un monumento en el desierto que tendrá poco efecto práctico sobre la migración o el tráfico de drogas, cuando hay una amenaza muy real que necesita toda nuestra atención y recursos en este momento», aseguró Adam Isacson, director del programa de supervisión de defensa en la Oficina de Washington para América Latina (Wola).
El secretario de Estado, Mike Pompeo, anunció hace dos días que la frontera México-Estados Unidos estaría cerrada de todos los viajes no esenciales.
Con información de Washington Post y The Guardian