Así fue la rendición de AMLO ante los chapitos

octubre 18, 2019
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Por José Luis Montenegro

EXCLUSIVA: ¿Cómo y por qué capturaron a Ovidio Guzmán López, hijo de Joaquín Guzmán Loera, alias «El Chapo» Guzmán?

Comparto NUEVOS DETALLES de la aprehensión que duró tan sólo unas horas. ?

Al mediodía de este jueves 17 de octubre, Ovidio Guzmán López, alias «El Ratón», se encontraba con un grupo de elementos del Cártel de Sinaloa, en una vivienda cerca del fraccionamiento Tres Ríos, a unos 5 kilometros de la Fiscalía General del Estado de Sinaloa.

La Secretaría de Seguridad Pública de México afirmó que el grupo de escoltas que cuidaban a Guzmán López arremetieron en contra de los más de 30 elementos de la Guardia Nacional, mismos que realizaban un operativo de vigilancia en la zona.

Uno de los integrantes del Cártel de Sinaloa que participó en el tiroteo, aseguró que este operativo fue provocado por «presiones de la Agencia Antidrogas de EE.UU» (DEA, por sus siglas en inglés).

El objetivo era «capturar a uno de los hijos de ‘El Chapo’ este fin de semana».

Según el lugarteniente, hace unos meses, diferentes integrantes de dicha organización estadounidense, les hicieron llegar mensajes a Ovidio y Joaquín Guzmán López; y a Jesús Alfredo e Iván Archivaldo Guzmán Salazar: «Entréguense sin violencia».

La DEA les propuso «un pacto».

Los hijos de «El Chapo» se negaron y reforzaron su seguridad en Culiacán, Sinaloa; Ciudad Obregón, Sonora; Canelas, Durango; y en Los Cabos, en Baja California Sur. Los principales sitios en donde se desplazan los vástagos del otrora líder del Cártel del Pacífico.

Al rechazar la presunta oferta del Gobierno de Estados Unidos, el Gobierno de México emprendió un operativo de vigilancia, acordonando algunas salidas de la capital sinaloense.

Según una fuente del Gobierno Federal a la que tuve acceso la noche de ayer, el plan consistía en el «seguimiento de una llamada anónima que aseguraba la presencia de hombres fuertemente armados y con deseos de dañar a la población».

Así ocurrió. Los elementos de la Guardia Nacional ubicaron a Ovidio Guzmán López a las afueras de Culiacán, y lo capturaron.

«Vimos que los militares se acercaron a la casa en la que nos encontrábamos y, al percatarnos de la cantidad de elementos del Gobierno Federal, emprendimos acciones de defensa. Era evidente que venían por nosotros», dijo el jefe de escoltas de «Los Chapitos».

Según cuenta el contacto del Gobierno de México, la Secretaría de Seguridad Pública vigilaba muy de cerca al eslabón más débil del Cártel de Sinaloa: Ovidio Guzmán López, acusado por la DEA desde abril de 2008 por el delito de «conspiración para distribuir cocaína, metanfetamina y marihuana desde México y otros lugares de Estados Unidos», según un informe desclasificado de la Corte de Distrito de Columbia.

«Ellos pensaron que si agarraban a Ovidio, sus hermanos cederían», dijo el pistolero de «El Ratón Nuevo».

Y lo lograron…

Iván Archivaldo se entregó, pero el fuego no cesaba. Los lugartenientes de «Los Chapitos» cerraron las principales vías de acceso de la capital sinaloense quemando automóviles y enfrentándose a tiros con el Ejército y la Guardia Nacional.

«Se los va a cargar la verga», decían.

«Nosotros no armamos desmadres en la capital porque aquí viven nuestras familias. Es más, el patrón [Ismael «El Mayo» Zambada] nos ordenó salir a la calle y pedirle a la gente que se fueran a sus casas», dijo el integrante del cártel.

«El pedo es con los ‘guachos'», aseguró.

Así fue como el Gobierno de México al verse rebasado en equipo táctico y operativo, decidió retirarse de la zona de conflicto.

«Fue una orden presidencial», dijo el funcionario del círculo cercano al mandatario Andrés Manuel López Obrador, quien pidió el anonimato.

Poco importaron las muertes de civiles y el escape de entre 20 y 50 presos del penal de Aguaruto. El daño estaba hecho. El Cártel de Sinaloa no bajó la guardia tras la captura de sus líderes; y el Gobierno de México admitió su debilidad ante la delincuencia organizada.

A los pocos minutos, los pistoleros exigieron ver a Ovidio e Iván con vida. A Guzmán López, lo llevaron al mismo domicilio en el que lo encontraron, según la fuente del Cártel de Sinaloa; y a Guzmán Salazar lo soltaron en las inmediaciones de la Capilla de Jesús Malverde.

Los militares del Ejército Mexicano y los integrantes del Cártel de Sinaloa estrecharon fuertemente sus manos y cada quien emprendió su camino.

«El acuerdo sigue vigente».

«¿Cuál es el acuerdo?», pregunté.

«Déjennos trabajar y nosotros los apoyamos», finalizó el pistolero.

Al cuestionar al lugarteniente acerca de las presiones impuestas para lograr la liberación de los hijos de «El Chapo», él contestó: «Esto es fácil. O liberan a los hijos del general o nosotros levantamos a todas sus familias, incluida la del gobernador [Quirino Ordaz]».

De nada sirvió la presunta orden de aprehensión contra «El Ratón Nuevo» y tampoco la escueta carpeta de investigación en su contra. Era claro que ni la DEA ni el Gobierno de México podrían entrar a Sinaloa para negociar por la fuerza con los hijos de «El Chapo» Guzmán.

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