Cancún.- Anoche, por quinta vez en el año, personas desconocidas ingresaron a la escuela preescolar “General Itzá”, ubicada en la avenida Yaxchilán, para robar diversos equipos y objetos, sin que los padres de familia hallen una solución para abatir este recurrente flagelo.
No es el único problema que enfrentan, pues los juegos están en mal estado, al grado de ser un peligro público, y un árbol que por meses pedían que se quitara porque estaba muerto, se cayó solo, de milagro sin aplastar a algún menor.
Las madres y maestras inconformes, que hablaron bajo condición de anonimato, señalaron que el año pasado sufrieron tres robos, pero ahora en lo que va del actual van cinco. El último ocurrió esta madrugada, pese a que la policía municipal montó un retén frente al plantel anoche.
En esta ocasión, uno o más sujetos ingresaron por el área de baños, llevándose una bocina, otros artículos y hasta líquido de limpieza.
Se ha pedido el auxilio de la Secretaría Municipal de Seguridad Pública, pero les dicen que deben contratar su vigilancia, “como si la responsabilidad no fuera de ellos”, se quejó una maestra.
Cada vez que ocurre un robo, deben organizarse para comprar el cableado o lo que haga falta, algo que a menudo se complica ya que muchos alegan no tener dinero.
Una madre de familia comentó que el año pasado organizaron un bazar para recaudar fondos, pues “la gente dice que no tiene, pero para comprarse unos tacos o lo que sea, sí”.
Además de ser “clientes” de ladrones, otro problema de la escuela es que carecen de un área de juegos, ya que la actual está cercada, por ser un peligro.
Una maestra comentó que ya vino Protección Civil a constatar que los juegos están en mal estado, por lo que quedaron de enviar un oficio a las instancias correspondiente, pero no ven ninguna respuesta.
“Tenemos que tener cercado el lugar para que no entren a esa área y se genere un accidente, pero es difícil alejar a los niños, porque al menor descuido se introducen”, comentó.
Algo similar pasó con un árbol que por meses amenazaba con caerse y pese a los oficios y los llamados, terminó por caerse solo, por fortuna sin que aplastara a algún infante.
“Nadie vino a cortarlo, se cayó solo, pero una parte está sostenida de la reja”, señaló con resignación una educadora.