Carlos Joaquín y sus colaboradores reciben toda la crítica comprimida de 11 años que Félix y Borge nunca recibieron de los tropicales periodistas, flojos por cierto. No he leído un reportaje que valga la pena. Flojos para derramar la prosa en los reportajes y se van por la tangente: con pura opinionitis barata y floja, dignos de mercenarios. A excepción de algunos, estos ni fu ni fa. Esperemos que el verdadero periodismo se empiece a dar y que sobreviva el más apto. Sin hígados, frustraciones o desahogos. «Nadie me llama para información, todos quieren su «convenio», dice Hayde Serrano, la vocera del gobernador. Hay quienes en 11 años nunca trabajaron. Metieron facturas de supuestos AC para cobrar y no dejar huella y metieron a toda su familia como aviadores. Otros a pasar charola, poniendo de pretexto a su esposa con cáncer. Ahora la mejor herencia de Carlos Joaquín y su equipo será obligarlos a trabajar, como debe ser en el ser humano. Que no haya tentación de mantener a esos parásitos y ponerles hasta escoltas debilitando a las instituciones policiacas.