Cancún.- Los lineamientos para el transporte público durante la actual pandemia por COVID-19 fueron emitidos el 2 de abril y no se han modificado, manteniéndose hasta ahora con un 50% de capacidad, por lo que para el sector, es como si el semáforo siguiera en rojo, comentó Jorge Pérez Pérez, director del Instituto de Movilidad de Quintana Roo (Imoveqroo).
Entrevistado luego de una reunión con concesionarios de transporte, en el Palacio Municipal de Benito Juárez, el funcionario estatal indicó que ya se elabora otro reglamento nuevo, que incluirá más medidas, como el tomar la temperatura de los operadores a diario, prohibir que se coma o hable al interior, que la unidad tenga ventilación, entre otras.
Una exigencia que se hará es que el usuario tenga el dinero exacto, y así no se tenga que esperar por un cambio.
Aunque no es uno de los lineamientos, Jorge Pérez Pérez opinó que en las unidades también debe moderarse la música, para que no se tenga que estar a gritos avisando de la parada.
“Son cosas que pueden sonar muy banales, pero que pueden hacer la diferencia entre la salud y el contagio”, afirmó.
Un punto importante, destacó, es que cada empresa tenga su propio comité de sanidad, para que hagan su propia verificación del cumplimiento de las medidas.
“Los concesionarios son jefes de los operadores, y deben cuidar que no los metan en problemas, como en cualquier empresa. Ya deben cumplir este papel y hacer que se respeten las reglas, y que no sea el gobierno quien los esté persiguiendo y sancionando, pues no tenemos la capacidad para ellos”, comentó el director, quien dijo que ellos no necesitan salir en una “cacería” de transportistas.
TRES OPERADORES FALLECIDOS
Por su parte, Eleazar Martínez, director municipal de Transporte y Vialidad, comentó que a pesar que los medios de transporte son considerados sitios de alto riesgo de contagio, por ser espacios cerrados y con mucha gente, a la fecha solo ha muerto un operador que desempeñaba su función.
En realidad, aclaró, han muerto tres operadores de transporte, pero dos no trabajaban ya, pues habían sido enviados a descansar por tener alguna condición médica; el tercero, quien sí trabajaba como chofer, era de la tercera edad.
En su opinión, esto demuestra que los protocolos sí funcionan y que los choferes pueden laborar diariamente con un riesgo mínimo de infección, lo que debe ser igual para la ciudadanía.