El objetivo fue registrar, mediante dos sesiones de buceo, la localización en GPS del derrelicto y hacer una inspección general, explicó.
En un comunicado, la arqueóloga subacuática dijo que es difícil hablar de las dimensiones del velero, de su carga u otros detalles, pues está en una zona compleja.
«Yace directamente en la barrera arrecifal donde la corriente marina es fuerte», subrayó.
Solo quedan las partes sólidas
Lo anterior, sumado a que el pecio está a escasos dos o tres metros de la superficie, hace que prácticamente no quede nada del casco de madera, pues se desintegra con el paso de los siglos.
Solo permanecen elementos sólidos, muy concrecionados al arrecife, describió Laura Carrillo al enumerar algunos objetos registradosen el reconocimiento inicial:
«Lingotes pig iron que se usaban como lastre, algunos tubos, un cañón de aproximadamente 2.5 metros de largoy un ancla ‘almirantazgo’, término que designa a las guías que emitía el reino inglés para los fabricantes de estas herramientas».
Al parecer era británico
A pesar de que los vestigios parecen indicar una filiación británica, dijo que esta hipótesis debe ser corroborada o descartada mediante análisis meticuloso, cuidando el equilibrio ambiental.
El pecio fue nombrado «Manuel Polanco», en honor al pescador que lo ubicó e informó al INAH.
Con ello, el navío se convirtió en el número 70 registrado en la Reserva de la Biosfera de Banco Chinchorro.
Laura Carrillo comentó que habrá una segunda fase de trabajo en la que se levantarán planos, ahondarán en las características del contexto y quizá se tomen algunas muestras.
Sin embargo, esto será cuando pase la emergencia sanitaria por Covid-19.