Notimex. Ginebra, Suiza.- Al menos 55 periodistas han muerto en todo el mundo por la pandemia de COVID-19 en los últimos meses, dijo hoy la organización The Press Emblem Campaing (PEC, por sus siglas en inglés).
“Con motivo del Día de la Libertad de Prensa el 3 de mayo, PEC condena las numerosas violaciones de la libertad de prensa que han ocurrido en varios países desde el comienzo de la pandemia”. Las medidas de protección han sido insuficientes y al menos “55 periodistas en 23 naciones” han muerto desde inicios de marzo, precisó.
Dentro de los países con fallecidos se encuentra Ecuador como el más afectado con al menos nueve comunicadores fallecidos por la enfermedad, uno menos en Estados Unidos, cuatro en Brasil y tres en Reino Unido como España, respectivamente. México aparece entre los mencionados sin precisarse una cifra.
«Los periodistas corren un gran riesgo en esta crisis sanitaria porque deben continuar informando, yendo a hospitales, entrevistando a médicos, enfermeras, líderes políticos, especialistas, científicos, pacientes», agregó PEC.
De acuerdo con el secretario general de la organizaciónl con estatus consultivo de Naciones Unidas, Blaise Lempen, la emergencia sanitaria también se ha utilizado como pretexto por algunos gobiernos para “suprimir las libertades de expresión, reunión y manifestación”.
«Condenamos estas violaciones excesivas e injustificadas y llamamos a todos los Estados a respetar el derecho de los ciudadanos a la información y su derecho a la salud», subrayó Lempen en el texto.
Al finalizar la misiva, el PEC con sede en Ginebra denunció también la negativa de varios Estados a liberar a los periodistas encarcelados, poniendo en peligro sus vidas, a pesar de que las prisiones son un semillero para la propagación del virus.
«Estamos especialmente indignados por la negativa de las autoridades británicas a poner en libertad a Julian Assange, cuya salud ya está siendo gravemente dañada por su detención», dijo Lempen.
El fundador de WikiLeaks se encuentra actualmente en prisión de máxima seguridad en Belmar, al sur de Reino Unido, en espera de que se evalúe su extradición a Washington y su audiencia agendada para el 18 de mayo fue aplazada hasta el mes de septiembre debido al brote del virus en territorio británico.