Cancún.- La falta de empleo derivado de la pandemia del coronavirus COVID-19 golpea a todos, pero aquellos que viven al día, en condiciones precarias, la tienen más difícil, como los albañiles, chalanes, fontaneros y eléctricos que diariamente buscan ocupación en el parque de El Crucero, quienes ahora ni siquiera sacan para comer.
Tal es el caso de José Antonio Contreras, quien confesó que hoy no había probado bocado y el día anterior apenas pudo comerse un pan y algunas galletas, pues no ha podido conseguir trabajo desde hace 10 días.
“No sabemos qué hacer, ni para irse de vuelta al pueblo tenemos. Te sale en 800 pesos el pasaje, ¿de dónde lo vamos a agarrar?”, declaró este hombre, originario de Yucatán.
En su opinión, no estaría mal que alguien acudiera al parque con un poco de sopa, u ofreciendo algo de tomar, pues son decenas de personas en la misma situación.
Manuel Hernández Hernández, de Veracruz, dijo que la cosa está “un poco crítica”, pero por lo menos no está tan fea como en otros países.
“Dicen que hay que encerrarse, pero eso es para la gente con dinero”, explicó. “Nosotros tenemos que buscarnos el pan, pero aquí no viene nadie. La policía que llega a vigilar son los únicos que se nos acercan”, lamentó.
Al igual que su compañero, dijo que debieran llevarles algún apoyo, pero recordó que “al pobre nunca se le hace caso, a menos que seamos 500 y presionemos”.
En su caso, él ni siquiera tiene para rentar, por lo que duerme en alguna banca, en un hospital, o “dónde nos agarre la noche”.
La renta es justamente la preocupación de Lorenzo López, quien dijo que tiene que pagar mil 500 pesos mensuales, en la Región 230, que no podrá cubrir.
Comparando penas con sus compañeros, sabe que hay caseros que sí los van a aguantar con la renta, pero otros que ya amenazan con expulsarlos en caso de no cubrir.
“Los que tienen niño lo tienen más duro. Aquí también hay gente grande, que vive al día y no tiene más opción que salir”, comentó. “Le tienen más miedo al hambre que al virus”.
En su caso, para comer, hoy acudió a una iglesia donde sabe que daban comida, pero mañana ignora qué hará.