Jesús Rojas
Ella es la tía del asesino de Fátima, recibió en su domicilio a la pareja más buscada de México, les dió asilo y comida, les prestó un cuartito de su humilde hogar porque él, era hijo de su hermano que se suicidó hace 22 años. Irma vive en una comunidad alejada, un pueblo pequeño dónde las noticias no corren rápido. Ella no sabía del brutal crimen hasta que, días después, vió las noticias y decidió actuar siguiendo sus principios y valores. No se acobardó, encaró a su sobrino y le exigió la verdad, le reclamó también por la víctima. De manera inteligente, hizo un plan para que el asesino no escapara, le prometió ayuda y siguió dando de comer en lo que buscaba informar a las autoridades. Irma, habló también con la esposa de su sobrino, la mujer de suéter a rayas que sustrajo a la menor. Ella le confesó todo, detalle a detalle como fue el crimen y el perverso fondo del mismo. Sin pensar en el riesgo que corría su vida, les exigió que se entregaran para pagar el crimen. En entrevista a un medio internacional, con palabras sencillas pero llenas de amor dice: «Pensé en la niña, y todos los niños del mundo, los entregué porque primero es lo correcto, antes incluso que el parentesco».
Llamó a la autoridad, dió ubicación, los mantuvo ahí evitando que se fueran, se jugó la vida ante un par de asesinos y cuidó de los hijos de la pareja. Cuenta a un medio nacional, que a los 3 hijos de los infames, los llevó a ver la tele y les preparó palomitas de maíz, que los quiso cuidar de sus propios padres y que no querían que supieran nada de lo que había pasado. Pensó en la inocencia de ellos y lucho por justicia para la pequeña Fátima. Estos días hemos visto las peores imágenes de la brutalidad contra las niñas y mujeres, pero la historia tiene un personaje de luz, que nos debe hacer reflexionar a todas y a todos, para saber que aún queda esperanza. Esta mujer humilde, creyente, justa y humana hizo lo que todos debemos hacer, «decidir por lo correcto», por lo que debe ser. Yo escribo estas palabras porque Irma, no solo merece los 2 millones de recompensa, porque para su gran corazón eso es lo de menos. Merece el reconocimiento del pueblo de México, de cada hombre y mujer de bien que nos identificamos y nos sentimos orgullosos de su proceder. Porque en México siempre contamos la historia de los criminales y justificamos su barbarie, pero nunca contamos la historia que debe ser contada, la de la gente buena y digna. Exijo como mexicano, los máximos honores para esta mujer dueña de un corazón tan grande como los anhelos de paz de mi Patria. Si alguien merece respeto, no son los criminales sino las víctimas y los que luchan por ellas. #JusticaParaFatima #HonorParaIrmaReyes