Chetumal.- Si algo se respiró en Quintana Roo este día fue mucho amor. En el salón Bellavista rebosaba el amor y compromiso.
Oigan, permíteme ser un poco cursi, pero así fue. Así lo sentimos. Fue una cobertura periodística rosa y como un oasis en la vorágine de la violencia que azota nuestra entidad por culpa de los malandros que han llegado a abrir nuevas plazas. La droga pues que mata hasta el amor más puro y simple.
Pero este amor parecía ser eterno. Hasta el gobernador Carlos Joaquín se le notaba más enamorado de su consorte Gaby Rejón. Ellos fueron testigos de honor junto con el alcalde chetumaleño Otoniel Segovia y su cónyuge.
-También te dieron ganas de casarte, lo vi, me dijo bromeando.
Hay un viento que mece las pequeñas olas turquesas de la Bahía, refresca un poco este caluroso invierno.
Adentro hay calor, pero calor de hogar. Hay 120 novias de todas las edades, de 19 hasta de 55 y parecen niñas de 15 años besando a su novio por primera vez.
Hasta cierran los ojos con el beso cuando la juez Heydi Patricia Torres Carrillo les da permiso y declara el protocolo listo. Creo que las lágrimas que derraman algunas novias es por el futuro incierto. La vida no es justa con nadie y ellas lo saben. Ellos también pero se aguantan como los meros machos.
1021 parejas, 306 en Cancún y 180 en Othón P. Blanco unieron, legalizaron más bien su matrimonio gratis. El Estado corrió con los gastos. A las 120 parejas les rifaron todo tipo de regalos y hubo pastel. Más eventos así y menos los violentos quisiéramos para Quintana Roo.
Con razón dijo Carlos Joaquín:
“Hay que hacer familias fuertes y unidas para hacer sociedades fuertes y unidas. Eso debemos buscar como sociedad, como gobierno, como pueblo que busca La Paz y tranquilidad y sobre todo ese crecimiento armónico en materia social y económico tan importante”.
El recién casado Antonio Hernández Abelino, al hablar en nombre de los esposos nuevos dijo que era la voluntad del creador unir en unión a las parejas tal como hizo con Adán y Eva y se alegraba de cumplir con ese designio.
Hay pastel, hay tacos de cochinito y cochinita. Jugos y aguas frescas. Vino para refrescar y bajar los nudos por eso día del amor que luego mata la rutina.
Por lo pronto hay amor, mucho amor en la bahía.
PD. En Playa del Carmen, los vientos derribaron el escenario de las bodas colectivas. Un presagio quizás. O una broma de mal gusto del yum ik.