Cancún.- La polémica corrida de toros realizada esta noche en la Plaza de Toros se efectuó pese a una clausura en su taquilla y a la llegada de agentes de la Secretaría Municipal de Seguridad Pública, que únicamente quedaron de espectadores, mientras los matadores de la noche fueron sacados en hombros.
La Plaza de Toros festejó su 30 aniversario con una corrida de toros, pese a que esta actividad fue prohibida por la Ley de Bienestar Animal, y pese a que el Ayuntamiento igualmente les negó el permiso para el evento, pro contravenir su reglamento. A través de la magistrada Isabel Cecilia González Glennie, integrante del Tribunal de Justicia Administrativa, obtuvieron una suspensión, con el alegato que ya habían anunciado el evento, antes de la entrada en vigor de la ley, para así desarrollar el evento.
En los dos últimos días, el Ayuntamiento de Benito Juárez clausuró el recinto en dos ocasiones, primero por Protección Civil y luego por Ecología, debiendo resarcir la empresa las observaciones, pudiendo reabrir apenas esta mañana.
Animalistas de la asociación civil Opus Magnum obtuvieron, mediante amparo, dos suspensiones para evitar la realización del evento, pero aunque aseguraron que acudirían con la Fiscalía General del Estado, el evento se llevó a cabo.
Cerca de 50 inconformes se manifestaron frente a la plaza, con gritos de “¡Pablo Hermoso, tu oficio es vergonzozo!” y “¡Toros sí, toreros no!”.
Poco a poco, familias fueron llenando la plaza. Llegó también la Dirección de Fiscalización, que al ver que no se contaban con permisos, procedieron a clausurar la taquilla. Ante ello, el personal de la plaza permitió el ingreso de la gente, para comenzar a cobrarles adentro.
La función arrancó. No pasó mucho tiempo antes que alguien del público brincó la barrera, y acabó corneado. Al parecer, era un acto de protesta. El sujeto fue retirado, sin que estuviese lesionado de gravedad.
Ingresaron después agentes de la Policía Municipal, incluido su titular, Eduardo Santamaría Chávez, quienes, aunque se desplegaron y parecieran conversar con varios de los participantes, finalmente nada hicieron, únicamente recibiendo las rechiflas y reclamos del público presente, en un auditorio a medio llenar.
Una vez muerto, el toro fue sacado arrastrado sobre la arena por un grupo de gente, mientras los matadores fueron llevados en hombros fuera del recinto.