Cancún.- Tuvieron que pasar 50 años desde la primera denuncia en su contra, para que la congregación de los Legionarios de Cristo reconociera los abusos cometidos por el miembro de su organización, Fernando Martínez Suárez, dentro de los que se incluyen seis niñas cancunenses, a principios de los años 90.
“Tras una exhaustiva investigación, la @LegiondeCristo pidió perdón y condenó los abusos sexuales de menores cometidos por el P. Fernando Martínez Suárez”, dice mediante una publicación la cuenta ACI Prensa, encargada de difundir información sobre el catolicismo.
El sacerdote hoy tiene 79 años y vive en una casa religiosa en Roma, Italia.
La congregación lamenta “no haber ayudado a tiempo al sacerdote por los abusos que él sufrió y no haberlo ayudado cuando salieron a la luz los abusos que él cometió”.
HISTORIAL DE ABUSOS
Los casos documentados demuestran que Martínez Suárez cometió abusos contra menores tanto en el Instituto Cumbres de la Ciudad de México como en la institución homónima de Cancún a donde fue traslado luego de que se supiera de los abusos en la escuela de la capital. Es decir, también se ha demostrado que la instancia religiosa lo protegió constantemente moviéndolo de un sitio a otro cuando aparecían las denuncias.
Fue a mediados de este año cuando gracias a una denuncia de la actriz y conductora de televisión Analu Salazar que el caso cobró importancia mediática. Ella relató en la página de denuncias “LegioLeaks” que este sacerdote abusó de ella cuando tenía ocho años y estudiaba en Cancún.
Entre 1969 y 2016 el sacerdote habría cometido abusos contra decenas de menores con los que tuvo contacto en las escuelas donde laboró en Ciudad de México y Cancún.
Cabe resaltar que Marcial Maciel, fundador de la congregación también cometió abusos contra decenas de menores y fue encubierto por el mismo papa Juan Pablo Segundo, dadas las cuantiosas aportaciones de este organismo al Vaticano. Y a nivel local el fallecido padre Pablo Pérez Guajardo había denunciado hace años los abusos de Martínez Suárez, por lo que incluso fue sancionado por el obispo Pedro Pablo Elizondo Cárdenas.