Cancún.- Un grupo mayormente de mujeres se manifestó esta tarde en la Glorieta “El Ceviche” para expresar su repudio hacia los feminicidios y las omisiones por parte del Estado que los fomentan, como parte de la jornada “Unidas hasta la vida” por el Centro Integral de Atención a las Mujeres (CIAM), Amnistía Internacional, y la Comisión de Derechos Humanos del Estado de Quintana Roo (Cdheqroo).
Con cruces representando a las víctimas de feminicidios, los cerca de 70 reunidos, procedentes de Jalisco, San Luis Potosí, Ciudad de México y Quintana Roo, coreaban distintas consignas en las que exigen el freno al asesinato de mujeres por motivos de género, así como que se haga justicia por las asesinadas.
Edith Olivares Ferreto, jefa de la unidad de derechos humanos de Amnistía Internacional México, señaló que esta activación se realiza como parte de las actividades previas a la marcha del próximo 25 de noviembre, día de la no violencia contra la mujer.
Afirmó que, aunque se piensa que un feminicidio es un crimen entre dos personas, el Estado también incurre en diversas omisiones, al no garantizar la protección de las mujeres, además de no investigar debidamente estos casos.
“Hay una resistencia por parte de los estados de abrirlas como feminicidios, por ello hay tanta impunidad”, comentó.
En Quintana Roo, este año han sido asesinadas 66 mujeres; 12 de estos casos son investigados como feminicidios. Las cifras son casi idénticas a las del año pasado.
TESTIMONIO DE FEMILICIDIO
Invitada a esta jornada está Nancy Arias, madre de Alondra Guadalupe González Arias, asesinada en Jalisco el año pasado, apenas 10 días después de dar a luz. El responsable fue su pareja sentimental, a quien ella había denunciado por violencia, obteniendo una orden de protección que nunca fue activada por las autoridades de ese estado.
La madre narró cómo ella intentó trasladar a su hija, con un niño de un año y con 8 meses de embarazo, a Puerto Vallarta, pero cuando regresó por ella, ya había sido asfixiada por su pareja, quien se fugó con ayuda de sus padres.
Ella tuvo que batallar visitando distintas dependencias por casi un año para lograr que se girara una orden de aprehensión y se detuviera al responsable, pues la autoridad permanecía omisa. Lo peor es que ella era victimizada cada vez que iba a una dependencia, pues la regañaban y culpaban de no haber hecho algo.
“El tener que buscar justicia, a acudir a instancias de gobierno, es lo más difícil, sales regañada, victimizada, te dicen que eres la culpable. No quiero que otra mujer pase lo que pasé, porque le quitan las pocas ganas que nos quedan para vivir” comentó.