Ciudad de México.- El Gabinete de Comunicación Estratégica (gabinete.mx) dio a conocer su evaluación de “Ciudades más habitables de México 2019”, en el que Chetumal figura en el antepenúltimo lugar, cayendo varias posiciones por la mala evaluación de los ciudadanos, inconformes con los gobiernos en turno.
El estudio recopila las opiniones de las 76 capitales y ciudades, que incluye las 16 alcaldías de la Ciudad de México. Se aplicaron 400 entrevistas telefónicas por ciudad, de junio a septiembre del 2019. Le da seguimiento a la opinión de ciudadanos en las capitales y ciudades más pobladas del país, en cuanto a la evaluación de sus autoridades locales, servicios municipales, calidad de vida, cohesión social y la lealtad de las personas respecto al lugar en el que habitan.
Asimismo, se complementa el pulso social con la medición de confianza en instituciones y la percepción de crecimiento económico a través del empleo e instalación de empresas en las ciudades.
En dicho estudio, en cuanto a la calidad de vida, donde se contempla la evaluación de la satisfacción en general con la vida y de aspectos que influyen en la vida individual como la familia, la pareja, la economía, vivienda, entre otros; los habitantes de Chetumal colocaron a Othón P. Blanco en el lugar 74 de las 76 ciudades evaluadas, lo que la deja en uno de los últimos lugares.
En cuanto al Índice de Satisfacción con los Servicios Municipales (ISACS), el gobierno de Otoniel Segovia Martínez salió reprobado, pues los othonenses no están satisfechos con la recolección de basura, alumbrado público, pavimentación, atención a parques y jardines entre otros servicios públicos. Otra vez en el lugar 74 de 76, con una probación de 30.15 por ciento.
El índice de Evaluación de Alcaldes (IDEALC), donde se mide la percepción que tiene la ciudadanía sobre el desempeño y liderazgo de su presidente, Othoniel Segovia Martínez salió reprobado con una puntación de 30.07, en el penúltimo lugar. Sus cálculos comprenden el conocimiento del alcalde, la calificación de desempeño como gobernante, la capacidad para resolver el principal problema percibido en el municipio o alcaldía y la percepción general sobre el rumbo que lleva la ciudad.
Por si fuera poco, la imagen del alcalde descendió en los últimos meses 8.4 por ciento en relación de cuando tomó el cargo en diciembre pasado.