El pasado 24 de marzo, en este mismo espacio se publicó una columna que se titulaba: “MORENA ganará la elección, y CJ el Congreso”. Esa posibilidad o especulación, ya ha sucedido.
Decía esa columna:
“Quizá el 2 de junio MORENA ratifique su papel de primer partido en el estado. Lo que parece muy difícil es que pueda trasladar ese poder a la próxima Legislatura. La crisis interna y la desconfianza entre sus principales referentes no tienen vuelta atrás. La realidad parece bastante simple: una facción del partido ha decidido ir por todo, aunque eso pudiera conducirlos a quedarse sin nada”.
La situación actual del Grupo Parlamentario de MORENA copia minuciosamente esas palabras. En los hechos, el bloque está quebrado al menos en dos partes, y no hay posibilidad de una solución.
Pero el problema es aún más grave que eso. Edgar Gasca mantiene ilegalmente su lugar como coordinador del Grupo Parlamentario de MORENA, y, por consiguiente, como Presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso (Jucopo) Pero no es, en realidad, una cosa ni la otra.
Al interior del bloque no tiene ninguna relevancia como líder, ni entre quienes supuestamente lo apoyan. Gasca no es la referencia de los diputados de MORENA en ningún sentido. Tan es así, que mantiene su puesto más por el apoyo del “borgismo residual” de la Jucopo, que por el de sus diputados.
Y ese apoyo de la Jucopo, por supuesto, no es gratuito. El día que los ocho diputados integrantes de esa Junta decidieron violar la ley para mantener a Gasca, el diputado de MORENA salió con un nombramiento fortalecido, pero con un poder absolutamente debilitado.
La lógica diría que tarde o temprano esta Legislatura deberá arreglar la ilegalidad que supone la permanencia de Gasca en la Jucopo, si es que el borgismo residual no ha recobrado el poder suficiente para hacer del Congreso un recinto espurio, como fue en el sexenio pasado.
Pero aún así, para MORENA no sería ninguna solución. La posible llegada de Reyna Durán a la coordinación es tan sólo una nueva dimensión del mismo problema. Reyna tampoco tiene ascendencia sobre sus compañeros, y ha demostrado menos tablas políticas incluso que el propio Gasca.
Ya corre una suerte de apuesta entre varios referentes de MORENA sobre cuándo sería el rompimiento formal del bloque. Un diputado coquetea desde hace semanas con otro partido político. Y, seguramente, otros seguirán un camino similar en el mediano o largo plazo.
LOS ALIADOS
Ningún referente de MORENA confía ya en que el partido tenga alguna relevancia en el Congreso en estos tres años. La batalla por la coordinación del Grupo Parlamentario, que pareció digitada en parte por el enfrentamiento de fondo entre Mara Lezama y Marybel Villegas, ya dejó de tener sentido hasta para las propias actoras.
La agenda legislativa de MORENA no va a prosperar más allá de las formas, y sin un referente que controle el bloque, y con los votos dispersos y los ánimos internos muy caldeados, el partido se va a ir desdibujando en el Congreso.
La única salvación sería una dirigencia local fuerte, que pueda imponer criterios y agenda. Pero, en vista de lo que está sucediendo con MORENA en todo el país, ese es un escenario que se ve cada día más improbable. La situación es realmente complicada.
En ese contexto, los aliados también toman distancia. El coordinador del PT, Roberto Erales, ya ha dicho en público lo que venía diciendo, con mucho menos elegancia, en privado: está harto de los morenos.
Esa postura la comparten (aún en privado, pero en algún momento será público) en el Verde Ecologista. Ven en MORENA un bloque sin experiencia política, indisciplinado, individualista, y sin visión estratégica.
Lo cierto es que el PT y el Verde no se van a inmolar con el bloque morenista. Cada partido tiene su agenda, y coincidirán en algunos puntos básicos y ya. En los hechos, la alianza de la 4T no existe en la Legislatura.
Ahora, la agenda dice que viene la actualización de las tablas catastrales en varios municipios, y más tarde habrá presupuestos, cuentas públicas, refinanciamientos de deuda, y un largo etcétera de temas que requieren de una visión política conjunta que no existe.
LA LEY Y LA JUSTICIA
Hay un dato que a nadie pasa desapercibido. Hoy, el Congreso está en manos de la Fiscalía Anticorrupción del estado.
Hay una denuncia de Reyna Durán contra todos los integrantes de la Jucopo que podría moverse cuando la Fiscalía lo decida. Ninguno de los 25 diputados, y específicamente los 7 de la Jucopo que apoyaron a Gasca, desconoce que están jugando más allá de la ley.
El vericueto legal que utilizaron para leer el artículo 55 de Ley Orgánica del Congreso como si se tratara de un párrafo sin conexión con todo lo demás, fue una decisión política para mantener la “estabilidad” de sus puestos (ellos mismos lo reconocieron en un comunicado oficial inconcebible) pero que no tiene sustento legal. Y todos saben eso.
La Fiscalía los puede mantener en vilo todo el tiempo que quiera. Puede, si quiere, ir contra Gasca por usurpación de funciones, pero también ir por toda la Jucopo por coalición indebida. Y además, está el tema de la violencia de género, que si se prueba, sería otro duro golpe a una Legislatura que se deshace rápidamente y pierde día a día credibilidad.
¿Se llegará a ese punto de inestabilidad institucional? Hoy, no parece probable, pero se puede activar cuando haga falta. Lo cierto es que estamos a las puertas de lo que quizá sea la peor Legislatura en la historia de Quintana Roo, lo que no es poco decir. Por lo pronto, es una Legislatura que funciona ilegalmente, por la decisión de unos pocos, y el silencio y la complicidad de otros.
Todo este escenario de inestabilidad política, ilegalidades, y rupturas, deja un solo y claro ganador: el gobernador Carlos Joaquín. Va a transitar la segunda parte de su mandato con un Congreso débil, que pierde legitimidad cada día, sin liderazgos claros, y con una oposición fraccionada y fácilmente manipulable.
Podríamos decir que el Congreso ya es, oficialmente, oficialista.