El sacrificado

septiembre 25, 2019
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(Por Esto) Es la estructura de complicidad, conformada por funcionarios policiacos y políticos estatales, con grupos delictivos que operan en la entidad, lo mantiene al estado de Quintana Roo sumido en una espiral de violencia. Todo ello sale a relucir, con el avance de las investigaciones iniciadas por autoridades federales, tras el sangriento asesinato del Inspector de la Policía Estatal, José Antonio Archi Yama, quien fue sacrificado, cuya sangrienta imagen fue difundida públicamente en redes sociales, en un exceso de impunidad criminal.

Son dos las líneas de investigación que desarrollan autoridades federales y que se siguen puntualmente: que fueron elementos cómplices de la misma corporación policial, los que lo “levantaron” y después ejecutaron.

Y así su ejecución quedó marcada, pues fue sacrificado, no fue torturado y la imagen criminal fue usada y lanzada como grave narco-advertencia contra las más altas autoridades estatales y contra la misma corporación policiaca estatal, marcada por su errático desempeño en hechos criminales de alto impacto.

La segunda línea de investigación, es que haya sido gente cercana a él cuando trabajó como escolta y chofer del ex gobernador Roberto Borge Angulo, quienes estaban bajo las órdenes de Isaías Capellini Lizárraga, conocido por sus nexos con el grupo delictivo comandado por Leticia R. L. (a) “Doña Lety”.

Hasta ahora, las investigaciones llevadas a cabo por autoridades federales establecen que José Antonio Archi Yama no estaba relacionado con alguna actividad ilícita y que la madrugada del pasado jueves 19 de septiembre fue “levantado” cuando ya se encontraba cerca de su domicilio, por gente que tenía una relación cercana con él.

Esa artera y sangrienta ejecución fue usada y difundida públicamente en redes sociales, para crear inconformidad social, así como incertidumbre policiaca entre los elementos de las corporaciones municipales y estatales. Pero, sobre todo, para desacreditar la operatividad de las autoridades quintanarroenses para exhibirlas como un gran fracaso, en donde se han sumado voces que así lo alientan.

Fuentes cercanas a las investigaciones federales, señalan que las mismas indagatorias hacen presumir, que podría tratarse de gente muy cercana a Isaías Capellini Lizárraga, Director de Gobernación durante el sexenio de Roberto Borge Angulo, ejecutado en el 2016; quien tuvo en su momento nexos con Leticia R. L. (a) “Doña Lety”.

Con su ejecución, se buscaba afectar directamente el trabajo que realiza el Gobierno del Estado, pues las mismas investigaciones señalan que Archi Yama estaba limpio y sabían que su muerte generaría inconformidad en la tropa y por consecuencia inconformidad social.

Por ello, las investigaciones que siguen avanzando se mantienen firmes hasta ahora bajo las dos líneas de que Archi Yama fue ejecutado en complicidad por conocidos de la misma corporación policiaca, y otros elementos activos en la red de complicidad.

Y la segunda es que, gente cercana que haya trabajado con él, cuando fungió como escolta y chofer de Roberto Borge Angulo, quienes precisamente estaban bajo las órdenes de Capellini Lizárraga, y quien sirvió de enlace para el fortalecimiento de la estructura narco-política de encubrimiento que se tejió en torno a la narcocélula de “Doña Lety”.

Tras la ejecución de quien fungiera como Director de Gobierno en el sexenio pasado, se comprobaron sus nexos con “Doña Lety” y ahora, al reagruparse la narcocélula que ella comandaba, están volviendo a reclutar a aquellos que habían trabajado para su grupo desde las mismas corporaciones policiales o como funcionarios.

Lo más grave, es que sabían que el Inspector Archi Yama estaba limpio y sabían, que su muerte iba a generar una inconformidad en la tropa, porque saben que si bien hay gente que está “vendida”, hay quienes se niegan a participar o dar apoyo a los grupos criminales.

Queda claro que este artero crimen lleva una connotación política-policial, para afectar el trabajo que desarrolla el Gobierno del Estado, llevando a cabo la ejecución de un elemento que estaba limpio, que si bien estuvo con Roberto Borge, nunca participó en alguna actividad ilícita. Así lo refieren numerosos compañeros cercanos que lo conocieron.

Más aún las investigaciones federales señalan que si los ex integrantes del cártel de “Doña Lety” pretenden recuperar las plazas de Cancún y Playa del Carmen, es inobjetable que sus nexos con Isaías Capellini Lizárraga, los acercaron a algunos funcionarios y políticos de Quintana Roo; para crear una poderosa estructura de complicidad que hoy mantiene en una espiral de violencia a la entidad y que pretenden desestabilizar a las actuales autoridades estatales.

En medio de todo, resulta innegable la incapacidad de la Secretaría de Seguridad Pública, dado su desconocimiento del terreno y su galopante divorcio con la sociedad en su conjunto.

Sin embargo, el pasado político-policiaco que se niega a morir, insiste en desestabilizar al Estado, generando climas adversos y de linchamiento, aprovechando los yerros del titular de Seguridad Pública Estatal. Todo ello debido a que las turbias intenciones de grupos delictivos (político-policiacos), al mezclar sus intereses gansteriles y la lucha por la plaza, fueron capaces de sacrificar a un inocente y generar un clima de linchamiento público.

Las investigaciones están muy avanzadas, y las autoridades federales están seguras, de que van a atrapar tanto a los autores materiales como a los intelectuales

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