Por Ema R. Arregui
De una extraña manera me gusta mucho cuando se abren debates públicos sobre la historia reciente (el tiempo presente) en México. Pedro #Salmerón, conocido historiador por su militancia morenista, pero también por ser director del #INERHM y profesor de la FFyL de la UNAM escribió un texto en un blog sobre el asesinato del empresario Garza Sada en septiembre de 1973. El texto, para quien quiera leerlo es cortísimo. A penas 5 párrafos en los que, en 4 de ellos, Salmerón llena de elogios al empresario asesinado. Por ejemplo:
«Lo estrepitoso y violento de su muerte contrastó con la vida que don Eugenio había llevado: a pesar de su fortuna era un hombre modesto y austero. Después de muerto fue el prototipo del empresario con sentido humano, impulsor de empresas que fueron cabeza del proceso de industrialización nacional: Se le consideraba la cabeza de lo que por décadas se conoció como Grupo Monterrey».
En el último párrafo narra el intento de secuestro y asesinato de Garza Sada quien, según él, «no estaba dispuesto a dejarse secuestrar para alimentar la espiral de violencia». Por lo que sobrevino un enfrentamiento en el que un «un comando de valientes jóvenes de la Liga Comunista 23 de septiembre intentó raptarlo».
Pedro Salmerón es especialista en la Revolución Mexicana, el S. XIX y la primera mitad del S. XX con una fuerte visión positivista de la historia, esa que dice que la historia (sólo) está en los documentos. ¿Qué se le olvidó mencionar a Salmerón en la remembranza del asesinato de Garza Sada?
Qué la Liga Comunista 23 de septiembre surgió en un momento de la historia mexicana donde cualquier organización de izquierda era perseguida a muerte por un régimen que no aceptaba la disidencia o la oposición política, que sus integrantes fueron salvajemente perseguidos, asesinados, torturados y desparecidos por el Estado mexicano, que el Ejército intervino en esos operativos. Qué seguimos preguntando dónde están y qué hicieron con muchos de sus integrantes. Que la política interior mexicana cuenta una historia de terror y complicidades de las que sabemos nada. Y de ahí para adelante.
Que parte de la sociedad mexicana se horrorice porque Salmerón llamó «valientes» a esos militantes sólo refleja todo lo que ignoramos sobre nuestra historia. Toda la #memoria que nos falta. Todas las deudas que el Estado tiene con la sociedad. Y, at last but not least, que si la academia y sus integrantes no abren espacios y perspectivas a los jóvenes con nuevas inquietudes y nuevas temáticas, siempre habrá demasiados claroscuros en nuestra historia que no nos permitan transformar nada.
Del muro de Ema R. Arregui
Foto El Universal