Por Jesús Razo
Tecamachalco, Puebla, 12 de junio (Periódico Central).– Un hombre fue linchado y quemadovivo en el municipio de Tecamachalco, Puebla, luego de que vecinos lo acusaran por presuntamente robar en un domicilio. De acuerdo con los habitantes, les hizo disparos antes de detenerlo.
Reportes policiales señalaron que la mañana de hoy un hombre ingresó junto con otros dos a una vivienda, en calles del barrio de La Divina Providencia, en la junta auxiliar de Santiago Alseseca. Cuando los habitantes los sorprendieron robando, uno de los presuntos delincuentes disparó e hirió a dos personas al intentar escapar.
Los vecinos comenzaron a perseguirlos para detenerlos. Sin embargo, solo lograron capturar a uno de los presuntos asaltantes, mientras otros habitantes auxiliaban a los heridos, quienes fueron llevados a un hospital de la zona para que recibieran atención médica. Hasta el momento se desconoce su estado de salud.
Posteriormente, los pobladores golpearon al sujeto hasta el cansancio e integrantes de la turba decidieron rociarlo con gasolina y prenderle fuego hasta que falleció.
Elementos de la Secretaría de Seguridad Pública Municipal recibieron el reporte y acudieron al lugar. Los agentes resguardaron la zona y solicitaron el apoyo de elementos de la Fiscalía General del Estado (FGE) para las diligencias del caso.
LINCHAMIENTOS EN MÉXICO
Los linchamientos en México han tenido una tendencia constante al alza en años recientes con un aumento de 190 por ciento en 2018hasta los 174 casos y 271 víctimas, debido a la incapacidad del Estado para dar condiciones de convivencia pacífica y al hartazgo de la sociedad.
Al presentar este miércoles el “Informe Especial sobre los Linchamientos en el Territorio Nacional”, el presidente de la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH), Luis Raúl González, declaró que estos actos “constituyen una de las expresiones más graves de la crisis que en materia de inseguridad, violencia e impunidad enfrenta nuestro país”.
El Ombudsman atribuyó el fenómeno a la desconfianza de la sociedad respecto de las autoridades, la falta reiterada de cumplimiento y aplicación de la ley y la incapacidad de las distintas instancias de Gobierno para generar condiciones de convivencia pacífica.
Ello aunado al hartazgo e impotencia de las personas ante una realidad que las vulnera y lastima, y que en ocasiones incurren en acciones violentas “en contra de aquellos que consideran, o suponen, cometen delitos o atentan en su contra o de la comunidad a la que pertenecen”.
Pero señaló que bajo ningún supuesto es posible legitimar la violencia ejercida de este modo, ni asumirla como forma de protección personal y colectiva.