Por Abraham Gorostieta
La revista dirigida por ese gran periodista que fue José Pagés Llergo, Siempre!, tuvo su origen en la censura. A finales de abril de 1953, el joven Pagés Llergo trabajaba en una revista llamada “Hoy”, cuyo dueño, Rafael Lebrija era muy amigo del entonces poderoso expresidente Miguel Alemán.
Sucede que en uno de los viajes de la hija del “cachorro de la Revolución”, como era llamado Alemán, fue de viaje de bodas a la ciudad luz, París. Gran vida que se dieron la joven pareja recorriendo calles y callejones de la ciudad donde Cortázar, Fuentes, García Márquez encontraron inspiración. No hubo restaurante, cafetería y bar de moda que los jóvenes enamorados no conocieran. Sin embargo, la feliz pareja tuvo la idea de ir a uno de los bares más famosos de la ciudad en donde las bailarinas caminaban y paseaban en cortos bikinis, hecho que registraron muy bien los ojos del yerno de Miguel Alemán, que devoraban a la bailarina francesa y le hacían el amor de todas las formas imaginables. Al lado de él se encontraba su esposa, la hija del expresidente registrando también la morbosa mirada de su joven marido. Clic, fue el sonido del fotógrafo que captó el hecho.
Las fotografías llegaron a manos del joven director de la revista “Hoy”, quien no dudó en ponerla en portada. Y entonces vino el escándalo. Rafael Lebrija, dueño de la revista consideró que “Pagés Llergo había ido demasiado lejos y desdeñado la prudencia y reserva periodística a las cuales confiaban la prosperidad de su empresa”.
El dueño de la revista le daba la orden a Pagés de que “a partir de ahora” todas las portadas que se publiquen, sólo serán autorizadas por mí”. La respuesta de Pagés Llergo no se hizo esperar, renunció él solo, pero en su ida, renunciaron todos los colaboradores con él, periodistas y escritores de los grandes, como don Francisco Martínez de la Vega, Piñó Sandoval, Carlos Fuentes, Renato Leduc Arias Bernal, Luis Gutiérrez y González y tantos más. En cuestión de semanas nacería la revista Siempre!, secuencia lógica de los atentados contra la libertad de expresión de las revistas “Mañana” y “Hoy”.
Viene esto a cuento por la portada de la revista fundada por don Julio Scherer, periodista al que el escritor Carlos Fuentes llamaba como “el Zarco del siglo XX”, que cumple 42 años de existencia. Y la portada del número de esta semana ha generado mucha pulla, polémica y reacciones que rayan en el fanatismo.
En su número reciente, Proceso publicó una entrevista del periodista Álvaro Delgado al exministro de la Corte, Diego Valadés, quien consideró que “si el presidente electo no cuenta con la plena participación de su gabinete y de los legisladores de su partido en el enorme reto de separar el poder político del económico, está destinado a fracasar”. Los editores del semanario así como su director, el periodista Rafael Rodríguez Castañeda decidieron que esa era la portada de la revista con la siguiente cabeza: “AMLO se aísla. El fantasma del fracaso”.
Al instante, la portada fue tema en las redes sociales y muchos de los usuarios comentaban: “Proceso ya se vendió”, “los periodistas de Proceso son como los de Televisa” y cosas por estilo. Resultaba increíble como los seguidores de Andrés Manuel López Obrador, que se cuentan por millones, defendieron a la portada de la revista del Jet Set, “¡Hola!” y denostaron a la revista “Proceso”. Reacciones de los fanáticos de López Obrador, muchos de ellos, lectores también de Proceso, pedían casi el linchamiento de la revista.
Sin embargo, las críticas a la portada de Proceso vinieron del propio gremio. El muy popular portal de noticias SDP Noticias que dirige Federico Arreola –uno de los portales consentidos del Peñanietismo, según reportó con documentos la revista Proceso semanas atrás- atacó al semanario. Arreola, escribió en su columna: “Nada hay en la edición impresa de Proceso esta semana que justifique el encabezado de su portada: ‘AMLO se aísla. El fantasma del fracaso’. Eso no es periodístico ni se justifica en función de lo que puede leerse en sus páginas interiores. Esa es una chingadera, una inmoralidad: mierda y solo mierda porque lastima a un político honesto y eficaz como ningún otro”.
Arreola una y otra vez ha demostrado, en su trayectoria periodística, que es muy bueno para vender publicidad y para hacer un portal muy popular con contenidos basura que han sido denunciados siempre por la revista “Etcétera”. Su periodismo oportunista y servil ha sido una y otra vez expuesto.
La reacción de periodistas como Federico Arreola son casi idénticas a las del periodista conservador Rodrigo del Llano, entonces director de Excélsior hace poco más de cincuenta años. Rodrigo del Llano, jefe del joven reportero Julio Scherer, condenó la portada de la revista Hoy donde salía la bailarina francesa que cautivo la mirada del yerno de Miguel Alemán.
Rodrigo del Llano, periodista del sistema priista, servil al poder siempre puso su pluma y páginas del diario Excélsior a las órdenes del presidente en turno. Nunca escatimó espacio ni adjetivos para denostar a los “enemigos del Señor presidente y sus intereses”. Pues bien, la figura de Rodrigo del Llano ha renacido en Federico Arreola.
En mayo de 2009, Andrés Manuel López Obrador cuestionaba la integridad de la revista Proceso, quien tenía en portada reportajes de la relación turbia entre el tabasqueño y el empresario argentino Carlos Ahumada. El director de la revista, Rafael Rodríguez Castañeda le señaló al político, entonces perredista, que en esa revista, Proceso, había «seres humanos libres, honestos, valerosos y apasionadamente comprometidos con la profesión periodística. La ejercen, la ejercemos, en congruencia con la línea editorial que hace más de 32 años dio luz a Proceso, independiente y crítica y, como dice nuestro lema, sin concesiones».
Nueve años después, el mismo Rodríguez Castañeda deja en claro su postura editorial al presidente electo: «La revista Proceso es fiel a su historia y a la herencia de Julio Scherer García: libres ante el poder y ante quienes aspiran a ejercerlo. Ni de derecha ni de izquierda. Solo libres».
El historiador chetumaleño, Héctor Aguilar Camín llegó a decirme que para bien o para mal, tenemos que reconocer que Proceso y Julio Scherer, “son la gran escuela de periodismo en México”, tiene razón don Héctor. A pesar de las diferencias editoriales que se pueda tener con Proceso, si algo los ha caracterizado siempre es esa libertad, así, a secas.