noticias
Ciudad de México.- El Partido Revolucionario Institucional está muy herido. Analistas dicen que la herida es de muerte. Otros pensadores como el doctor Aguilar Camín dicen que el PRI terminará siendo un partido testimonial.
La renuncia de René Juárez Cisneros a la dirigencia del PRI dejó vernos el grado de descomposición en el partido. Rubén Moreira, exgobernador de Coahuila sube a la secretaria General. El mismo político que dejo endeudado al estado norteño, con altos niveles de delincuencia y corrupción. Ese personaje será quien mueva los hilos que quedan del PRI.
Para el excandidato presidencial, Francisco Labastida Ochoa, la derrota del Partido Revolucionario Institucional en la contienda electoral del 1 de julio, fue debido a fallas en las decisiones del PRI, las cuales iniciaron desde hace 18 años. Y ofrece un análisis y una retrsopectiva:
“En el 2000, tanto el entonces presidente del partido, José Antonio González y yo, como Secretario de Gobernación, le dijimos en tres ocasiones al presidente Zedillo que el método del elección interna que había escogido era un grave error, ya que iba a quebrar, entre otras cosas, las finanzas de partido. Y lamento haber tenido la razón”, sentenció.
Mirar hacia el pasado
Francisco Labastida Ochoa, el gran perdedor del año 2000 frente al impetuoso Vicente Fox. El político sonorense recuerda de cómo funcionaba la maquinaria del PRI-Sistema en aquellas épocas, dice el político: “En aquella época Ernesto Zedillo tomó la decisión de colocar en todo el país 68 mil casillas para realizar la elección interna del PRI, el partido se convirtió en autoridad electoral, eso significa que, en cada casilla había que contratar un presidente, un secretario y un escrutador; es decir, había que contratar a más de 200 mil gentes, capacitarlas y luego encargarles que se responsabilizaran de vigilar la elección”.
Y prosigue: “Todo el dinero que el partido recibía del IFE, ahora INE, lo teníamos que utilizar para pagar las deudas que el partido adquirió en el cambio del representante del partido. Todos los esfuerzos, lucha y recursos económicos se fueron en la elección entre los contendientes del partido, en lugar de utilizarlos en la contienda de otros partidos. El partido estaba quebrado, tan quebrado que no tuvimos para sacar un sólo spot, durante los meses de enero, febrero y marzo”, recordó Labastida sobre las elecciones presidenciales del 2000.
Mirar hacia dentro
Con respecto a las elecciones del pasado 1 de julio y el triunfo de Andrés Manuel López Obrador, el sonorense señaló que el virtual presidente de México “supo interpretar mejor que nadie la molestia que tenía la población por el crecimiento de la violencia, la delincuencia y los actos de corrupción; con ello motivó más a la población para que votara por él”.
Y sentencia: En cuanto a la derrota del PRI y la debacle del partido, el principal responsable es el presidente Enrique Peña Nieto. “El cambio en los estatutos generaron que entrara gente valiosa, de principios, pero que no se acomodó bien y no fue tan bien aceptado. El expresidente del Revolucionario Institucional, hizo una mala tarea, pésima, y se le sustituyó demasiado tarde”.
Y ofrece una cura para poder llegar de nuevo a representar el Poder Ejecutivo, el PRI debe regresar a sus orígenes.
“Primero debemos tener claro que la medicina debe ser del tamaño de la enfermedad, el partido debe sufrir un cambio. Yo diría que hay que regresar a los orígenes; el partido nació como un partido que defendía los intereses de la sociedad, sin incurrir en manejos irresponsables de la economía. Vino un periodo de la administración que lo estamos pagando hoy”, concluyó.
