(Aristegui noticias).- La periodista mexicana Patricia Mayorga, que ha trabajado como corresponsal de Proceso en Chihuahua, recibió este miércoles el Premio Internacional por la Libertad de Prensa que otorga el Comité para Proteger a los Periodistas (CPJ, por sus siglas en inglés).
Junto con tres periodistas más de otras partes del mundo, Mayorga recibió el galardón esta noche de manos de la actriz ganadora del Oscar Meryl Streep, en la ciudad de Nueva York.
La reportera mexicana tuvo que salir del país este año debido a amenazas en su contra, luego del asesinato de Miroslava Breach, corresponsal de La Jornada en Chihuahua, con quien compartió diversas coberturas.
Tanto Mayorga como Breach cubrieron la infiltración del narcotráfico en la política de aquella entidad, particularmente en el PRI. Dedicó el premio justamente a Miroslava Breach y también a Javier Valdez, periodista asesinado en Sinaloa meses después del crimen contra Miroslava.
“Este premio es por y para Miroslava y Javier, quienes nos dejaron el gran reto de desnudar la narcopolítica y a los corruptos que tan inmenso daño le hacen a nuestro pueblo. Ahora parece imposible que podamos lograr un país sin impunidad y sin sangre inocente. Admito que es difícil, pero no acepto que sea imposible”, dijo.
A continuación se reproduce el discurso de Patricia Mayorga al recibir el premio:
“Vengo de una tierra herida, donde aprendemos a vivir con el dolor extremo y la injusticia que se hizo costumbre. De un país en el que campea la narcopolítica y necropolítica. Conocemos perfectamente el riesgo y algunos han optado por cumplir con su deber.
Dos meses antes de que la asesinaran Miroslava Breach y yo nos preguntábamos ¿por qué seguíamos? Ella se negaba a ser cómplice y yo a defraudar a a gente que ha confiado y ha puesto su última esperanza en el periodismo. Miroslava tenía claro el riesgo de investigar la narcopolítica, sobre todo en la Sierra Tarahumara, donde controla el crimen organizado hace años, donde lo cotidiano es el desplazamiento forzado las desapariciones forzadas, la muerte y el silencio cómplice. Contra toda lógica y en estado de indefensión para los periodistas en México era necesario seguir y seguimos. La mataron el 23 de marzo, 2 meses después asesinaron a Javier Valdez en Sinaloa por cubrir victimas del narcotráfico. Yo me refugié en Perú, protegida por el CPJ. Llegué con el alma quebrada, con una lápida dolorosa y cuestionando ¿por qué Miroslava estaba muerta? La angustia es profunda y pulveriza el cuerpo, pero de ese abismo emergió la fuerza nuevamente para lucha con mayor determinación, mejor preparada.
En México la mayoría de las empresas periodísticas incumplen con el mínimo de seguridad. Ejercemos entre varios fuegos, desde los gobiernos que estigmatizan, espían y criminalizan a los periodistas, hasta los cárteles. Entre los que intentan controlar y destruir al periodismo, donde se condiciona la línea editorial a convenios de publicidad oficial, a costa del dolor exacerbado de los mexicanos. Este premio es por y para Miroslava y Javier, quienes nos dejaron el gran reto de desnudar la narcopolítica y a los corruptos que tan inmenso daño le hacen a nuestro pueblo. Ahora parece imposible que podamos lograr un país sin impunidad y sin sangre inocente. Admito que es difícil, pero no acepto que sea imposible”.