Cancunense narra que fue a ver la película «Eso» en la Gran Plaza y de repente estaban en medio de un terror en la vida real

septiembre 17, 2017
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Eso, es un día de suerte.

Por Omar García A.

Sábado 16 de septiembre, después de una desvelada y mucho pozole decidí con mi mujer asistir a La gran plaza para ver la película Eso.
Llegamos a la plaza a las 4:30, había mucha gente en el cine, en el mostrador pedimos entradas para la película y la señorita cinépolis, vestida de adelita muy amable nos indica que solo tiene boletos para la película en español, mi mujer me voltea a ver con una cara de decepción que me hacen insistir a la señorita por la siguiente función disponible en inglés, a las 6:50 nos contesta, después del asentimiento en el rostro de mi mujer acepto pagando por los boletos.
Salimos de la plaza para hacer tiempo no sin antes el reclamo de mi mujer por que habíamos encontrado un lugar en el estacionamiento del sótano, justo frente a la puerta, esos «días de suerte» no se repiten muy a menudo.

De regreso a la plaza cerca de la hora de la película buum, no lo podía creer un lugar de estacionamiento libre muy cerca de la puerta, ya ves hoy es nuestro día de suerte le dije a mi mujer levantando la ceja, entramos al cine, había más gente que la primera vez, en su mayoría jóvenes, entramos a la sala a las 6:50, tomamos nuestro asiento y justo después de toda la publicidad y cortos por fin comenzaba la película, que hora es amor, le pregunto a mi esposa, ella me contesta las 7:05 amor por qué? ya ves son 15 minutos de cortos y tú quieres llegar una hora antes de la función, ella me responde con dos ligeras palmaditas en mi mano y acercándose el dedo a la boca en señal de que guarde silencio que la película de terror «eso» ya había comenzado.

No habían pasado ni 10 minutos de película, cuando un grupo de personas entraron corriendo a la sala, algunos agazapadas en cuclillas se acomodaron frente a la pantalla, algunas otras en las escaleras haciendo muy poco ruido, todo era confuso, por mi mente cruzo la idea de que era gente entrando a ver la película por que no hacían casi nada de ruido, pero la sala estaba completamente llena, o tal vez una broma del cinepolis, mi corazón se aceleró, mi mujer me preguntaba que pasaba, de repente un joven se sienta junto a nosotros sobre las escaleras, estaba agitado, nervioso, su rostro era de temor, le pregunte que pasaba, una balacera aquí arriba de la plaza me contestó, queeeee? se escuchó que alguien decía por ahí, el joven repitió en voz alta, acaban de disparar aquí afuera, yo venía saliendo del cine y escuche las detonaciones y toda la gente de esta zona de la plaza corrió hacia el cine, hacia dentro de las salas, no salgan no abran las puertas de emergencia.

Muy poca gente se levantó de sus asientos, una o dos personas decidieron salir, le pedí a mi esposa avisara a la familia donde estábamos y lo que habíamos escuchado, que hasta ahora estamos bien y que no se acercaran a la plaza.

La película seguía su curso , un estado de incertidumbre se vivía dentro de la sala, nos veíamos unos a otros, algunos se reían, risas de nervios, después de unos minutos la película se detuvo, las luces de la sala seguían apagadas, una Adelita entro a la sala y nos pidió mantenernos en la sala por nuestra propia seguridad y se marchó.
Otro hombre entró a la sala diciendo Ya llegó la policía, esta aquí afuera no se preocupen, como si eso fuera garantía murmuró alguien, otra voz decía claro que si han asaltado salas de cine por si no sabían.

Decidí acercarme a la puerta de entrada a la sala y habían dos hombres esposados en el piso custodiados por dos policías, regrese a mi asiento y abrieron la salida de emergencia todas las personas que tengan boleto podrán salir las que no tengan su boleto consigo tendrán que esperar se escuchó una voz femenina en la sala a obscuras todavía, tomé a mi mujer de la mano y salimos, en efecto, una mujer y un hombre policía revisaban los boletos para dejar salir. Nosotros si teníamos boleto le explica al policía un joven quien tenía detrás a una mujer y a una pequeña, el policía se les para enfrente y después de unos segundos decidió dejarlos salir.

Salimos por una escalera que está a un costado de la plaza, había personal de la policía estatal, marina y municipal, había tumultos de gente caminando a las avenidas que rodean a la plaza, todo el estacionamiento en la parte superior estaba acordonado, el estacionamiento subterráneo donde dejamos nuestro auto estaba cerrado, decidimos caminar para alejarnos de la plaza y poder tomar un taxi a nuestra casa, caminamos por más de 20 calles hasta poder encontrar un taxi.

Parte 2
En el camino pensaba como es que en Cancún no sabemos cómo reaccionar ante estos hechos, ciudadanos ni el personal de los establecimientos, yo pensé que eso no pasaba aquí que vivíamos en una de las ciudades más seguras a comparación del resto del país, que equivocado estaba, ya no hay lugar seguro en México, tendremos que activar una cultura de reacción ante hechos de violencia, simulacros etc. me sentí aún más inseguro al ver a la policía haciéndote sentir presunto culpable.

En casa nos enteramos por las redes sociales de Pedro Canché que se trataba de un asesinato de un comandante de la policía judicial de Playa del Carmen lo primero que se me viene a la mente es exigir la renuncia del presidente municipal impunemente impuesto en este municipio, Ramberto Estrada Barba, presume apenas hace unos días en su informe de gobierno que aumentó el número de patrullas y policías en el municipio, cuando aquí se sabe que los policías municipales cobran en dos nóminas, la del municipio y la del crimen organizado, también es sabido que un policía que ya fue cesado en otro estado puede trabajar en Cancún como policía porque no hay comunicación entre municipios, entre estados, de nada sirve un examen de control y confianza, no hay identidad ni arraigo de los policías por cuidar a la ciudadanía a sus vecinos a su familia.
En el municipio y en el estado de Q Roo. Es más que obvio que la policía es un brazo armado de la Mafia instalada en el gobierno utilizada contra el pueblo con todo descaro y que no se menciona más que para decir que hay más patrullas y más policías, que acción tan mas vacía tan mas carente de una estrategia para atacar este cáncer que está arraigado muy adentro y en las cúpulas de las corporaciones policiacas y no se nota ni la más mínima intención de reconocerla siquiera, «Eso fue mi día de suerte» seguimos vivos.

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