La plaza de Kim Il sung de Pyongyang fue el escenario donde se reunieron civiles y miembros de la élite del régimen, entre los que estuvieron el jefe de Estado honorífico, Kim Yong nam, y el vicemariscal de su ejército Hwang Pyong so, y los contribuyentes a la prueba de la bomba H que puede instalarse en un misil, según recogió la agencia estatal norcoreana KCNA.
El régimen alabó los hitos sin precedentes logrados por Kim en el desarrollo atómico de su país y reafirmaron su postura de llevar a cabo los ataques preventivos más despiadados y fuertes si Estados Unidos pone finalmente en marcha una guerra.
Pyongyang realizó el pasado domingo su sexta y más potente prueba nuclear hasta la fecha, en la que aseguró haber detonado una bomba H (de hidrógeno, un arma termonuclear más potente que las bombas convencionales) que puede instalarse en un misil intercontinental.
Se trata de la cuarta prueba nuclear que Corea del Norte ejecuta bajo el liderazgo de Kim Jong un, durante cuyo gobierno el régimen norcoreano intensificó además sus ensayos armamentísticos.
El último test nuclear norcoreano se produjo apenas cinco días después de que Pyongyang lanzara un misil que sobrevoló territorio nipón por primera vez desde 2009 despertando las protestas de la comunidad internacional, y después de que en julio lanzase por primera vez con éxito dos misiles intercontinentales.