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El ex gobernador Roberto Borge Angulo tiene un oscuro pasado político y las acusaciones en su contra develan una vieja red de corrupción en Quintana Roo.
El domingo 4 de junio, mientras se debatían los resultados de la jornada electoral, fue detenido, en Panamá, el ex gobernador Roberto Borge Angulo. La orden de aprehensión se había girado días antes, acusando al ex funcionario de lavado de dinero.
El escándalo no se hizo esperar: un nuevo gobernador priísta caía bajo escándalos de corrupción.
Pero este caso parece tener ramificaciones distintas que el de Javier Duarte: a pesar de sus enormes desfalcos y los complejos esquemas de desvío de recursos que se le atribuyen, Borge es mucho menos conocido que el ex gobernador veracruzano.
¿Quién es entonces Roberto Borge? ¿De dónde salió este personaje y de qué se le acusa? ¿Cómo vive en su celda en Panamá? ¿Qué depara su futuro?
El arte de la fuga
Cuando las autoridades panameñas y la PGR detuvieron a Borge, estaba a punto de abordar un vuelo a París. Hubiera sido el onceavo país que visitaba el ex funcionario en cuestión de meses. Porque Borge, durante su escape, no vivió en el anonimato y la discreción.
En un momento, cámaras captaron a Borge en un partido de la NBA; en otro, estaba a bordo de un yate, tomando un trago, con amigos. En la última fotoque se le tomó antes de su detención, estaba caminando muy despreocupado en bermudas por la calle.
La actitud de Borge era la de un hombre acostumbrado al poder y a la vida de lujo. Pero no siempre fue así.
La gran ayuda familiar
A pesar de haber nacido en una familia de políticos portentosos, Borge tuvo que empezar abajo, en puestos burocráticos menores. Y su vida política arrancó, entonces, como encargado de relaciones públicas de la Secretaría de Desarrollo Social en el gobierno de Joaquín Hendricks Díaz.
Era apenas un joven funcionario: tenía 23 años y acaba de salir de la carrera de administración de empresas en el Tec de Monterrey. No era un joven brillante en los estudios, no destacaba como empleado, nadie lo notaba, pero el joven Borge estaba más que conectado.
Uno de sus tíos había sido gobernador de Quintana Roo a finales de los años ochenta y principios de los noventa; es decir, en el sexenio de Carlos Salinas de Gortari. Pero, a diferencia de su sobrino, Miguel Borge Martín tenía una maestría en la Universidad de Brown, un doctorado en La Sorbona y diez años de experiencia en política antes de ser gobernador.
El otro tío de Borge, es el empresario poblano Kamel Nacif Borge, llamado también “el rey de la mezclilla”. Y, si no recuerdan el nombre, tal vez deberían buscar de nuevo un nefasto episodio de la política nacional con Mario Marín, “el góber precioso”.
Nacif estuvo inmiscuido en la carrera de distintos políticos de dudosa integridad como Fidel Herrera (ex gobernador de Veracruz y mentor de Javier Duarte) o Emilio Gamboa (político cercano a Carlos Salinas de Gortari y al pederasta Jean Succar Kuri). Además, pesan sobre él diversos escándalos por tráfico de influencias y prostitución infantil.
Una carrera meteórica
No es casualidad que, con una familia tan poderosa, Borge empezara a escalar, rápidamente, los escaños de la política local. Después de la gubernatura de Hendricks Díaz, el joven cozumeleño encontró a su mentor político en el nuevo gobernador, Félix González Canto.
Antes de que González Canto fuera elegido gobernador de Quintana Roo, Borge ya era su secretario particular. Y, en 2003, cuando dejó su puesto como diputado local para lanzarse a la carrera estatal, el joven Borge lo acompañó.
Se convirtió en su secretario particular y, muy pronto, fue promovido a tesorero general del estado (a pesar de no tener ninguna experiencia en este puesto y ningún tipo de entrenamiento). Finalmente, González Cano lo designó como oficial mayor de gobierno.
En 2008, Borge abandonó este puesto para dirigir al PRI en todo el estado de Quintana Roo. Un año después, ya se había postulado, victoriosamente como diputado local. En el tiempo que tuvo como diputado fue secretario de la Comisión de Medio Ambiente y Recursos Naturales (y esto no dejará de tener relevancia por su posterior desprecio a la ecología).
Finalmente, dos años después, dejó el cargo de diputado para postularse como gobernador y convertirse, en 2011, en el más joven gobernador en ser electo en la historia de México. Borge tenía apenas 30 años y todo parecía un cuento de hadas: un joven con ninguna preparación política escaló el organigrama del partido en solo ocho años y se encumbró como la nueva cara de un PRI renovado, un PRI joven, un PRI lleno de esperanza.
Pero, a pesar de las promesas de una renovación, Borge cayó en los peores pecados de sus mentores políticos. Porque, a pesar de no tener ninguna investigación en su contra (como tampoco la tiene Fidel Herrera, precursor de Duarte), González Cano tenía ya comportamientos sospechosos durante su mandato en Quintana Roo.
Bajo su administración, la deuda del estado pasó de ser de mil 300 millones de pesos a 11 mil 500 millones de pesos. Es decir que la deuda se multiplicó diez veces en seis años. Y González Canto parecía disfrutar de la buena vida mientras su estado se endeudaba: se le vio en la final de la Champions League en Londres de 2011 (acompañado de Borge, claro), se le vio viajar a Medio Oriente en aerolíneas de primera línea y se sabe que tiene un lujoso departamento en Dubai.
En cualquier caso, González Canto sigue disfrutando de la vida y del fuero y su protegido, Roberto Borge, está recluido en una cárcel de Panamá: el alumno, en este caso, parece no haber superado al maestro.
Una carrera polémica
Al visitar a Borge, en la cárcel de Panamá en la que se encuentra recluido, el periodista Pedro Canché, describió el comportamiento del mandatario. Un hombre acostumbrado al poder, prepotente y autoritario.
Y Canché no es la primera persona en describirlo así: parece que Borge disfrutaba del ejercicio del poder con despotismo y modales bruscos.
Así, en absoluta concordancia con este tipo de actitudes, Borge logró pasar una iniciativa de ley sin precedentes en México. Se trata de una iniciativa conocida, popularmente, como “ley antimarchas”. En esta ley, que tuvo que reformarse debido a la enorme ola de protestas que levantó, se prohíbe realizar manifestaciones públicas si afectan al tránsito y se permite dispersarlas si se presentan quejas ciudadanas.
A pesar de ser una versión mucho más moderada que la anterior “Ley de Ordenamiento Social” que el propio Borge tuvo que echar para atrás, la “Ley de Ordenamiento Cívico” convirtió a Quintana Roo en el primer estado en regular las protestas sociales en México. El antecedente no parece nada halagador para un gobernador que fue constantemente criticado por sus tintes autoritarios.
Pero ésta no fue la única polémica del mandato de Borge. A pesar de haber sido secretario de la comisión de medio ambiente y recursos naturales de la cámara de diputados, Borge permitió una catástrofe ecológica durante su mandato. Se trata del desmonte en la zona de manglares Malecón Tajamar.
A pesar de la oposición legal de diversas organizaciones y de que la obra en el Malecón Tajamar sigue frenada, la destrucción de esta área verde se efectuó el año pasado. Esto afectó un área de más de 59 hectáreas con fauna y flora local. Y el gobierno de Borge siempre apoyó la iniciativa de una obra que violaba la Ley General de Vida Silvestre, tal y como la cita, aquí, Proceso:
“Artículo 60 TER.- Queda prohibida la remoción, relleno, trasplante, poda, o cualquier obra o actividad que afecte la integralidad del flujo hidrológico del manglar; del ecosistema y su zona de influencia; de su productividad natural; de la capacidad de carga natural del ecosistema para los proyectos turísticos; de las zonas de anidación, reproducción, refugio, alimentación y alevinaje; o bien de las interacciones entre el manglar, los ríos, la duna, la zona marítima adyacente y los corales, o que provoque cambios en las características y servicios ecológicos”
En cualquier caso, ninguna de estas polémicas en el gobierno de Borge, ni las quejas sobre su actitud despótica, han causado tanta controversia como lo que comenzaron a detectar diferentes organizaciones en cuestiones de transparencia. Eran pequeños casos, todavía, pero comenzaban a hacer ruido.
Tomemos como ejemplo la gran obra del sexenio de Roberto Borge, el Auditorio del Bienestar. Esta gran sala debía albergar conciertos y eventos con una capacidad de más de 10 mil asistentes. Pero la logística no parecía corresponder a la ambición del proyecto: el auditorio no tiene estacionamiento, no cuenta con aire acondicionado en pleno Cancún, no cumple las regulaciones de seguridad mínimas y la arquitectura del edificio lo hace absolutamente inoperante.
En este auditorio no hay ningún tipo de protección, detrás del escenario, para un eventual norte o huracán (fenómenos absolutamente frecuentes en Quintana Roo) y es imposible implementar algún montaje de evento…
A pesar de todas estas fallas, el auditorio tuvo un sobrecosto de más de 70 millones de pesos.
Este proyecto de Borge empezó a levantar sospechas: ¿Cómo es posible que una megaobra del tamaño del mismísimo Auditorio Nacional de la Ciudad de México, esté absolutamente abandonada? ¿Cómo pudo gastarse tanto dinero en una obra inútil? ¿Dónde quedó todo este dinero?
La duda estaba sembrada: sobre la pésima administración de Borge empezaba a planear el fantasma de la corrupción…
Los negocios sucios de Borge
Durante el sexenio de González Canto, la deuda aumentó de mil 300 millones de pesos a más de diez mil millones de pesos. Y, durante el sexenio de Borge, la tendencia continuó: la deuda aumentó de diez mil millones de pesos a más de veinte mil millones de pesos. Así lo demostró un estudio de México ¿Cómo vamos? publicado por Animal Político:
“En 2009, Quintana Roo empieza una tendencia de endeudamiento importante. Solo entre 2009 y 2010, la deuda del estado se incrementó en 168%. Si bien entre esos dos años se vio el mayor incremento, en cada año subsecuente la deuda ha ido en aumento. Entre 2009 y 2015, la deuda creció casi 500%. A partir de 2010, la deuda de Quintana Roo ha ido creciendo 18% por año en promedio.”
Frente al endeudamiento masivo del estado, los negocios sucios de Borge comenzaron a salir a la luz. Primero empezaron a verse desfalcos por parte de sus funcionarios. En ellos, al menos 20 implicados tomaban posesión de bienes de lujo a través de demandas fraudulentas.
Y eso era lateral a las primeras acusaciones directas hacia el ex gobernador. A Borge se le acusa, primero, por lavado de dinero en la venta de terrenos subvaluados pertenecientes al estado.
Durante la administración de Borge, la mitad de toda la reserva de tierra del estado en Cozumel fue vendida a precios ridículamente bajos. Se trata de más de 9 mil hectáreas de la reserva territorial del Estado. Y estos terrenos se vendieron, en ocasiones, por sólo un 6% de su valor total a familiares o prestanombres de Roberto Borge.
Al mismo tiempo que los familiares y prestanombres de Borge adquirían terrenos valiosísimos a precios de remate, el ex gobernador adquiría, él mismo, lujosas propiedades. Una investigación del equipo de En Punto de Denise Maerker, encontró que, durante su sexenio, Borge compró tres bienes en la zona de mayor plusvalía de la Riviera Maya. Juntos, todos estos bienes suman un valor superior al millón de dólares (o un equivalente a 20 millones de pesos).
Cuando Roberto Borge llegó a la gubernatura del Estado, su padre se enfrentaba a serias acusaciones de fraude. En total, por hipotecas vencidas y negocios fallidos, Roberto Borge Martín debía cerca de 11 millones de pesos. Seis meses después de que su hijo fuera elegido como gobernador, esta deuda, milagrosamente, desapareció. Y, durante todo su sexenio, el imperio familiar creció.
La empresa dirigida por familiares y amigos del exgobernador, Impulsora Marítima de Quintana Roo y el Caribe S.A. de C.V., tiene diferentes embarcaciones marítimas. Esta empresa compró dos barcos tipo ferry catamarán con un valor de 10 millones de dólares australianos (más de 138 millones de pesos). Y, en cuanto se supo de las sospechas sobre Borge, estos barcos fueron escondidos en las costas australianas.
Pero no son los únicos barcos de esta empresa. Dos ferrys de la empresa, con valor superior al millón de dólares, permanecen en Puerto Progreso, Yucatán. Tres otros ferrys fueron comprados por casi cinco millones de dólares en Tanzania y su transporte superó el millón de dólares en costos operativos.
A pesar de estos gastos millonarios, los dos dueños de la empresa viven en casas humildes en Cozumel, no pagan impuestos y no parecen beneficiarse de la millonaria iniciativa. Estos prestanombres de la familia Borge no son, entonces, los últimos receptores de los millones que genera una empresa que sigue funcionando a pesar de las órdenes de aprehensión contra sus supuestos dueños.
Como señaló Carlos Loret de Mola en Despierta con Loret, Roberto Borge robó, además, más de tres mil millones de pesos que pertenecían a los trabajadores del estado. Esta suma millonaria fue sustraída, por el ex gobernador, directamente de fondos de ahorro y créditos para automóviles y vivienda.
Pero esto es sólo parte de las cinco denuncias penales en contra del ex gobernador. En total, todas estas denuncias suman más de 15 mil millones de pesos en desvío de recursos. Y todo esto es una investigación que sigue indagando en las enormes redes de corrupción que se tejieron en el endeudado estado de Quintana Roo.
Así, los despojos de Roberto Borge parece competir peligrosamente con los escandalosos desfalcos de Javier Duarte. Y, sin embargo, el proceso en contra de Borge ha señalado que sus crímenes no son considerados graves y que, llegando a México después de una disputada extradición, el ex gobernador podría afrontar su juicio en libertad…
Para la comodidad del acusado
A cuarenta kilómetros de la Ciudad de Panamá, se encuentra el centro penitenciario El Renacer. Está en plena selva panameña, rodeado de loros y monos sarahuatos. Desde la cárcel se puede ver el Canal de Panamá y en los pacíficos alrededores pastan ovejas.
Sabemos que Roberto Borge se encuentra en este lugar, sabemos de su vista y sabemos el color de los pantalones que usa porque lo fue a visitar el periodista Pedro Canché. Canché escribió una crónica sobre su visita a Borge… y los detalles son invaluables.
No nada más sabemos dónde se encuentra Borge, sino que sabemos de los privilegios que goza. Ya no se encuentra en el centro de retención preventiva de la Dirección de Investigación Judicial en Ancón. Ese lugar que salía en las noticias y en donde el ex gobernador habitaba una celda con olor a orines y excrementos.
Cuando anunciaron su traslado, cuenta Canché, un hombre salió a explicar las nuevas condiciones del inculpado:
“Ahí va a estar mucho mejor. Es una cárcel para los que tienen plata y puedan pagar al fiscal para estar ahí. Es un lugar cómodo y ahí sí llévele lo que quiera. Su ‘amigo’ tendrá la comodidad gracias a sus abogados”
En esta “cárcel para los que tienen plata” Borge tiene la habitación más cómoda. Se trata del cuarto de enfermería y es el mismo cuarto en el que estuvo preso el famosísimo General Manuel Noriega, dictador militar de Panamá hasta la intervención americana.
Tiene una pantalla de plasma y un colchón cómodo; se puede pasear libremente por los alrededores y ya hizo “amigos” en la prisión que lo protegen. A pesar de eso, Borge no sale mucho de su celda, no se mezcla con los internos y parece pensar que todavía ordena.
Cuando ve que Canché es su visita ese día, se pone lívido y grita a los guardias para que expulsen al periodista indeseado. Pero nadie le hace caso. Hasta lo amenazan: si no quiere recibir visitas ya no va a recibir ninguna visita. Para Borge es una cuestión de orgullo: con su actitud despótica, años antes, él mandó a la cárcel a Canché por ser una voz incómoda.
La venganza, uno supone, es un plato que se come con las circunstancias.
Lo que nota Canché es, sin embargo, un síntoma.
Independientemente de las acusaciones, de la extradición pendiente, de todos los descubrimientos, es indudable que Borge sigue teniendo dinero.
Su abogado es nada más y nada menos que Carlos Carrillo, uno de los más famosos litigantes de Panamá. Fue Carrillo quien defendió, de cargos de corrupción también, al expresidente panameño Ricardo Martinelli.
Y Borge pide comida, ropa y lujos como si estuviera todavía en el poder. También pide que no se le extradite: tal vez teme que perderá sus privilegios en una cárcel mexicana. Tal vez está más cómodo en este retiro de la selva.
Roberto Borge vive entonces detenido pero cómodo. Y, mientras se investigan todos los cargos que se le imputan, el dinero que robó no regresa a las arcas del estado. Tampoco regresan las hectáreas de terreno… ni la dignidad perdida.
Al menos, se sabe ahora que el ex gobernador pasa sus días lavando baños, y que “todavía le cuesta trabajo lavar los escusados”. Tal vez, entre toda la comodidad poco merecida, Borge esté aprendiendo algo de humildad después de su caída del imperio. O tal vez la soberbia sea incurable.
En todo caso, ahora podemos recordar que, en un informe de gobierno, Borge dijo, alto y claro que “Quintana Roo es para los quintanarroenses que privilegian el bien común por encima de la ambición personal”.
Parece que, finalmente, Quintana Roo ya no es para Beto Borge…