(AGN veracruz ).- Hace dos años, recibíamos la escalofriante noticia. Escuchamos de la autoridad el típico “Agotaremos todas y cada una de las líneas de investigación para dar con el multihomicida”. Le tiraron basura a su nombre, lo estigmatizaron y hasta lo convirtieron en delincuente. Lo hicieron drogadicto y a las compañeras de departamento de Nadia Vera, las convirtieron en un abrir y cerrar de ojos en narcomenudistas . Amigos y periodistas que tuvieron la virtud de conocer a Rubén Espinosa Becerril sabían que la campaña difamatoria en su contra, como también en contra de Nadia, de Yesenia, de Alejandra y de Mile era una artera y vulgar estrategia para con ello, enviar el caso al archivo muerto.
La PGJ de la ciudad de México, detuvo a tres sujetos pero la investigación jamás tomó la línea de investigación del ejercicio periodístico. La finalidad central era el encubrir a Arturo Bermúdez Zurita y Javier Duarte de Ochoa, quienes fueron señalados en vida por parte de Nadia y Rubén. Actualmente ambos están presos, pero ninguno ha sido perseguido por la ley, por los 20 asesinatos de periodistas que ocurrieron dentro de su administración –uno como Secretario de Seguridad Pública y el otro, como gobernador del estado-.
Lo curioso es que jamás el asesinato de un periodista ha sido esclarecido. Eso deja mucho que desear, pues muestra una fiel responsabilidad del verdadero asesino. Expone a quien ordenó coaptar la vida de cada uno de ellos, proviene de algún “poderoso” y corrupto político. Ni un caso ha sido esclarecido, pues resulta casi lógico que entre delincuentes se protejan y más cuando se tiene poder.
Esto envía un mensaje contundente a todos los periodistas como también a cada una de las redacciones de los medios de comunicación. Actualmente quienes se dedican a ejercer periodismo crítico, les llaman valientes. Para otros sectores, el gremio periodístico son los usuales kamikazes que utilizan los grandes consorcios informativos para lograr jugosos convenios. Lo cierto es que indudablemente, en la actualidad, este ejercicio es la labor más peligrosa que puede practicar un ser humano y más en el estado de Veracruz.
Rubén Espinosa Becerril lo sabía y por ello decidió exiliarse en el D.F., para impedir lo asesinaran. En la ciudad capital de Veracruz, traía sombra constante, estaba señalado y usualmente era amedrentado por los propios policías que estaban a cargo de Arturo Bermúdez Zurita. Rubén en la ciudad de México, previo a su asesinato, había sido entrevistado por diferentes medios de comunicación. Su última entrevista ofrecida a Cuerdos de Atar, Espinosa Becerril detalló la situación en la que se encontraba la prensa en el estado de Veracruz. 17 días después de esa denuncia, fue asesinado y torturado junto con la activista social, Nadia Vera y tres mujeres más.
Una historia que la mayoría de los veracruzanos conocemos a detalle. Una historia que a dos años, la autoridad no le ha dado la gana de esclarecer debido a quienes presuntamente serían sus asesinos intelectuales son personajes que en su tiempo eran poderosos en el estado. Quizás ambos están presos, quizás el gobierno pudiera al final evidenciar su activa participación en dicho asesinato, pero el hacerlo, tendrían que permitir también esclarecer aquellos asesinatos que han sido ordenados desde palacio federal.
Hay dolores que se trabajan pero jamás se superan. Los periodistas caídos en el estado de Veracruz, para quienes si tenemos sentimientos, ha dejado una herida profunda que difícilmente puede cicatrizar. Las lágrimas que salieron de nuestros ojos jamás podrán volver a derramarse, pero definitivamente, dejan una enorme huella y una impotencia que jamás podrá ser superada por nadie. Nuestros muertos los llevamos a cuestas y así pasen los años, nos seguirán doliendo como si apenas ayer hubiera ocurrido su asesinato. Y no hacía falta ser entrañables colegas. No hacía falta tener ni amistad siquiera para que duelen de la misma manera como duele Rubén.
Descansa en paz donde quiera que te encuentres. Llora por nosotros Rubén, porque a ti, jamás nadie podrá hacerte daño jamás.
P.D. Primer lugar en secuestros, según el reporte del Sistema Nacional de Seguridad Pública. De los 592 secuestros denunciados en el país en los meses de enero a junio del año en curso, 338 de ellos, el 57 por ciento del total, se cometieron en los estados de: Veracruz, Tamaulipas, Estado de México, Tabasco y Guerrero; de acuerdo con el informe “Incidencia Delictiva del Fuero Común 2017” del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de la Secretaría de Gobernación (SEGOB). En el primer semestre del año, Veracruz fue el estado donde más secuestros se denunciaron, pues la Fiscalía General del Estado (FGE), recibió 88 denuncias de privación de la libertad.
Definitivamente lo único que nos queda por sentir, es mucha tristeza e impotencia, combinado de repudio en contra de quienes evidentemente no están haciendo su trabajo y no tienen ninguna idea de cómo gobernar el estado.