Las cámaras no lo registraron, pero los ojos de anónimos transeúntes sí. Al periodista Javier Valdez lo bajaron de su coche, lo obligaron a arrodillarse y así le dispararon. Por eso su característico sombrero se mantuvo sobre la cabeza, mientras sus manos terminaron debajo de su cuerpo y sus piernas quedaron extendidas y juntas sobre el asfalto de la avenida Vicente Riva Palacio, muy cerca de Ríodoce, el semanario que cofundó. Funcionarios ligados cercanamente a la investigación del homicidio del periodista y escritor revelaron a este diario detalles sobre el asesinato que han sido recopilados desde el lunes pasado. En esta ciudad la mayor parte de los vehículos tiene vidrios polarizados. En las calles no importa que los automóviles vengan a muchos metros, los conductores que van a cruzar o que se van a incorporar a una vialidad se detienen. Casi nadie toca el claxon. Eso sí, siempre andan precavidos porque no se sabe quién anda en las calles. Esos detalles pudieron ser importantes en lo que le ocurrió a Javier Valdez el 15 de mayo en la avenida Vicente Riva Palacio casi esquina con Ramón F. Iturbe, explicaron los investigadores. Esto publica La Jornada en su edición de hoy http://www.jornada.unam.mx/2017/05/20/politica/002n1pol