Garata de Ariel Urtaza, de Quinta Fuerza en su vano intento de conciliar entre dos personajes: Un sacerdote testarudo y radical y un funcionario que no se deja. Veamos esta triste historia. «Padre Pablo Perez e Ismael Sauceda Hernandez son ustedes personas que respeto y aprecio bastante, por esto hace un par de días los cité en Toks para que «fumaran la pipa de la paz». Acordaron respeto y una tregua para que puedan trabajar por el bien de los más necesitados, quedaron que se sumarían el uno al otro para una misma causa y dejarían el orgullo a un lado a partir de ese momento para perdonarse mutuamente (como Jesus predicó con su ejemplo).
Me fui muy contento de ver que si bien no quedaron como los grandes amigos que alguna vez fueron, al menos hicieron un pacto de no agresión y habían dado un buen paso al haberse dado la oportunidad de dialogar. Al día siguiente la sorpresa fue que el padre Pablo Perez denunció a Ismael Sauceda Hernandez y yo no daba crédito del hecho, desde luego, recibí inmediatamente la llamada de Ismael quien me dijo: ¿Ves? ¡Te lo dije! y el caso es que siguen «los cocolazos» entre los dos. Yo les pido que sean caballeros y cumplan su palabra, que dejen el egoísmo a un lado y vean por los demás que necesitan mucho de ustedes (niños, niñas, gente con discapacidad, reos, madres solteras, etc.). ¿Qué no la enseñanza de Jesus es saber perdonar? ¿Qué no el Director del DIF debe encontrar a los actores reales de poder de las colonias, como el Padre Pablo para trabajar con ellos y hacer un bien mayor para la comunidad?. Insisto una vez más, pónganse a trabajar en lo que les corresponde, «Al César lo que es del César». Si uno es padre, que predique la religión y si el otro es político que haga política, recuerden que fue Benito Juarez, el Benemérito de Las Américas es quien separó a la Iglesia del Estado. Desde luego el Padre Pablo tiene su derecho inalienable de libertad de expresión, sin embargo de donde quiera que sea que genere sus recursos se interpreta que éstos provienen de personas que dieron sus donativos un fin en particular. Si es dinero para caridad, se espera que sea para que se predique la palabra de Dios y se ayude a los necesitados, en cambio si proviene de políticos, entonces se puede (mal) interpretar que ese donativo tiene como fin desestabilizar a sus contrincantes, tal como lo han creído algunos cuantos por su postura crítica contra el Gobierno del Cambio. Yo sé que el Padre Pablo busca hacer el bien, pero como se está inmiscuyendo en política también de igual manera sé que en política hay un dicho que dice: «en política lo que parece es».
En cuanto Ismael también sé que lo que le corresponde es avocarse al trabajo por el cual los solidarenses le pagamos en su calidad de funcionario público y su cargo es para que se dedique a una tarea específica, en este caso ser el Director del DIF de Solidaridad.
Por favor señores: «zapatero a sus zapatos», los invito a ambos a cumplir con su palabra por que en teoría los padres no mienten y los políticos sí lo hacen en su mayoría, pero los pocos que no lo hacen son los más queridos y son gratamente recordados (incluso en elecciones).
Y bien, (por que sé que habrá quien se lo pregunte) ¿Qué hago yo metiéndome de redentor en este conflicto, sabiendo que puedo salir crucificado?, la respuesta es que tanto el Padre Pablo, como Ismael me platicaron su postura con respecto al otro y ambos creían que cada uno de ellos quería arreglar el problema, pero culpaban al otro de ser el que no quería, así que ofrecí juntarlos y ambos aceptaron con mucho gusto e incluso lo agradecieron y extrañamente prometieron algo que sigo esperando que cumplan. ¡Ya párenle al pleito! ¿no?
Miren la foto y juzguen ustedes mismos si no es hasta ridículo que ambos estén peleados después de haber tenido una gran amistad».