Pedro CanchéPor Luis A. CABAÑAS BASULTO*
La vergonzosa historia de una injusticia en Quintana Roo, en la que se involucra al titular de la Procuraduría General del ramo en el Estado, Carlos Arturo Álvarez Escalera, y a su antecesor, Gaspar Armando García Torres, así como al ex director de Seguridad Pública de Cancún, Arturo Olivares Mendiola, y la propia Comisión Estatal de Derechos Humanos, arranca en los primeros meses del 2013.
Irónicamente, como parte del cuestionado “blindaje” del gobernador Roberto Borge, éste propuso la continuidad del primero de ellos en el cargo, aunque ahora como Fiscal General ¡por un periodo de nueve años!
El caso del que hablamos, por el que México se ve nuevamente en la humillante opción de recurrir a la Comisión Interamericana de Derechos Humanos ante su incapacidad de resolver sus problemas internos en materia de tortura e injusticia, es el de Héctor Casique Fernández.
La historia “oficial” de este personaje, a quien apodan “El diablo”, inició el 17 marzo de 2013, cuando lo presentaron como capo del Cártel del Golfo y uno de los responsables de la masacre de siete personas en el bar “La Sirenita” de Cancún, entre ellas el subsecretario de Conflictos del Sindicato de Taxistas Andrés Quintana Roo, Francisco Achach Castro, sobrino de la ex alcaldesa de Cancún, Magali Achach.
Héctor Casique, cuya madre Yaskade Fernández ha sido uno de sus principales sostenes, es experto en artes marciales y tenía una escuela de taekwondo en Isla Mujeres, además de impartir cursos y ofrecer servicios de guardaespaldas, por lo que fue escolta del ex alcalde de Cancún, Jaime Hernández Zaragoza, y apoyó al Estado Mayor Presidencial y a la Policía Federal con el resguardo de diplomáticos y extranjeros de otros países.
Con estos antecedentes, participó en el entrenamiento de agentes de la Policía Judicial del Estado, donde se relacionó con diversos mandos, incluso el entonces subprocurador de Justicia, Juan Ignacio Hernández Mora, ex director general de Vinculación y Seguimiento del Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública.
Su vida, sin embargo, sufrió un giro de 180 grados tras conocer a Olivares Mendiola, un deshonesto Capitán retirado del Ejército Mexicano y ex colaborador de inteligencia militar, quien fungía como director de la Policía Judicial y le ofreció ¡en venta! una plaza en la corporación por 150 mil pesos “con facilidades”.
Así, entregaría la mitad, y el resto en dos meses, aunque aquél reunió todo el dinero con préstamos familiares y lo entregó, pero pasaron semanas y no lo llamaban, hasta exigir la plaza o el dinero, a lo que Olivares se negó y le dijo que hiciera lo que quiera, por lo Casique le dijo que lo denunciaría ante García Torres. Desde entonces no supo más del capitán.
Sin embargo, el 16 de marzo de 2013 acudió con su novia a la discoteca Mandala de la zona hotelera, donde tuvo una riña que obligó a agentes de seguridad privada a llamar a la Policía Turística Municipal, que lo consignó al Ministerio Público por “ultrajes a la autoridad”. En los separos de la Judicial volvió a ver a Olivares Mendiola.
Unas horas después ya era uno de los “culpables” del multihomicidio de La Sirenita, aunque antes Olivares lo sometió a severa golpiza y patadas en la cabeza para obligarlo a aceptar ser líder de Los Zetas en Cancún y haber participado en los hechos.
Según reproducción de Noticaribe a una nota de Proceso, Casique salió libre del penal de Chetumal por el caso de La Sirenita, pero lo recapturaron el mismo día por el mismo delito, y enviaron a la cárcel estatal de Cancún.
Su madre y hermana sostienen que es víctima del entonces director de la Policía Judicial -el alcalde Paul Carrillo lo nombró secretario municipal de Seguridad Pública el 6 de febrero de 2014- por lo que advertían que su vida corre peligro tras retornar a la cárcel de Cancún, donde sufrió un atentado en su primera etapa de encierro.
Ya desde ese entonces, su abogada Ana Cortés denunció que Casique fue reaprehendido con base en los mismos hechos por lo que un juez federal le revocó la formal de prisión y ordenó su libertad por haber sido inculpado con su propia confesión, obtenida a partir de torturas.
En contraste, en mayo de ese año presentó una denuncia por tortura, la 42/2013, pero nunca “caminó”, pese a que ya le habrían puesto precio a la “cabeza” del detenido
Tras múltiples denuncias, Olivares Mendiola fue removido en julio de 2015 y, como suele “actuar” el gobierno de Roberto Borge, lejos de castigarle, le cambiaron a la inexistente Subsecretaría de la Coordinación de las Policías Municipales de la Secretaría Estatal de Seguridad Pública.
El aún alcalde Paul Carrillo siempre fue acusado de solapar al torturador Olivares Mendiola, además de haber colocado en un puesto de alta jerarquía a su propio tío, el comandante Leonel Federico Carrillo Castilla. Miembro del equipo de corruptos, como coordinador de la Unidad de Verificación del Transporte de Carga, con la encomienda de extorsionar a los conductores de vehículos y entregar el mayor porcentaje del dinero.
El nombre de Olivares Mendiola fue tema nacional tras ofrecer una fiesta a familiares y amigos con personal y armamento propiedad del Ayuntamiento, pues proporcionó armas oficiales y de alto poder a un menor de edad, a parientes y amigos para disparar como actividad recreativa.
Ex titular de Averiguaciones Previas y Subprocurador de Justicia con García Torres desde mayo del 2013, cuando Hernández Mora ascendió a nivel nacional, Álvarez Escalera siempre estuvo enterado del problema y nunca acató instrucción alguna de jerarquía superior alguna, ni tan siquiera cuando se agudizó el problema del narcotráfico en Quintana Roo que, aunque usted no lo crea, propició su ascenso a Procurador.
Inclusive, apenas en septiembre de 2015, al cumplirse una semana de su nombramiento, incurrió en desacato al Tribunal Superior de Justicia en una sentencia en favor de Casique Fernández, considerado víctima de tortura por las propias organizaciones internacionales, ante la aparente incapacidad de la Comisión Estatal de Derechos Humanos.
En efecto, la Sala Constitucional y Administrativa del Tribunal Superior de “Justicia” del Estado ordenó el ejercicio de acción penal contra Olivares Mendiola, entonces “nuevo” subsecretario de Coordinación de las Policías Municipales por el delito de tortura en agravio de Héctor Casique, en un resolutivo que incluyó a otros 35 funcionarios y exfuncionarios de la Procuraduría, ministerios públicos, secretarios y judiciales.
La resolución surgió a partir de un recurso de queja ante la negativa del MP, Julio César Bonilla, así como del entonces procurador García Torres, en el sentido de dar cauce a la denuncia de Casique por el delito de tortura.
El resto de la historia, como se imaginará Usted, es de permanente acoso, amenazas y demás “linduras” contra la familia de Casique, por parte de quien pretende procurar por ¡nueve años más! (¿?) la impartición de “justicia” en Quintana Roo, cobijado, irónicamente, por quien busca por todos los medios evadir precisamente la acción de la justicia, y que no ha mostrado ninguna intención en dar marcha atrás.
¿Cuántos más estarán en las mismas condiciones que Casique Fernández y sólo pueden recurrir a las redes sociales para denunciar?
Así las cosas, resulta lógica y congruente la preocupación de los quintanarroenses por los integrantes del próximo equipo del gobernador electo, Carlos Joaquín González, ya que, después de más de 10 años de una anárquica corrupción por muchos millones de pesos.
Aunque a muchos moleste, reiteramos, nadie quiere más de lo mismo! ¡Todo mundo votó por un cambio; no por “nombres” o caras bonitas!
(Permitida la copia, publicación o reproducción total o parcial de la columna con la cita del nombre de su autor)
*Luis Angel Cabañas Basulto es Licenciado en Derecho egresado de la Universidad Autónoma de Yucatán, periodista residente en Chetumal, Quintana Roo, desde hace 29 años, con más de 39 años como reportero, jefe de información, editor y jefe de redacción de diversos medios de información, ha sido Jefe de Información de dos gobernadores y tres presidentes municipales, y publicado cuatro libros.
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