CIUDAD DE MÉXICO (Expansión) –La carrera política de Roberto Borge ha sido acelerada: en ocho años, se catapultó desde un puesto medio en la administración estatal de Quintana Roo a gobernador… y en el siguiente sexenio se rodeó de todo tipo de cuestionamientos, incluidos del máximo jefe político de su partido, el presidente Enrique Peña Nieto.

El priista inició en la administración pública en 2002 como encargado de Relaciones Públicas de la Secretaría de Desarrollo Económico, durante la gubernatura Joaquín Hendricks Díaz.

En el gobierno de su sucesor, Félix González Canto, de 2005 a 2011, Borge controló recursos públicos y tuvo acceso a las relaciones de poder, al desempeñarse como tesorero, oficial mayor de gobierno y secretario particular de González Canto. Era hombre de confianza del mandatario, a quien se considera su mentor político.

«Beto» Borge —como es conocido entre propios y extraños— logró ser presidente estatal del PRI, diputado federal y a los 30 años de edad consiguió ser el gobernador más joven de la República, tras ganar la elección de 2010 con 52% de los votos, el doble que su más reciente rival. El actual presidente de México, Enrique Peña Nieto, lo consideró ejemplo de «la nueva generación política».

Pero con el ejercicio del poder vino el ‘ocaso’ para la trayectoria de Borge en este paraíso del Caribe. Entre las polémicas que ha enfrentado su gobierno, están el nivel de endeudamiento por más de 22,000 millones de pesos que deja en el estado, así como las acusaciones de auspiciar una red de funcionarios públicos dedicada a despojar de propiedades y dinero a particulares.

A estas supuestas malas prácticas, se sumó el escándalo del «paquete de impunidad» con el cual —de acuerdo con especialistas y opositores— Borge pretendía «blindarse» de posibles investigaciones, a través de reformas y nombramientos de incondicionales en áreas anticorrupción. Incluso, el gobierno del presidente Peña Nieto impugó estas acciones ante la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

Todo esto, a poco más de dos meses de que entregue el poder a Carlos Joaquín González, quien ganó la elección del 5 de junio abanderado por una alianza opositora (PAN-PRD) y se prevé que rinda protesta el próximo 25 de septiembre.

SU LADO B

La primera fila, reservada para la clase política, no extrañó a nadie; pero la segunda fila del auditorio donde ‘Beto’ Borge rindió su primer informe de labores como gobernador de Quintana Roo, en septiembre de 2012, sí llamó la atención. Detrás de la plana mayor priista —encabezada por Carlos Salinas de Gortari, Arturo Montiel, Roberto Madrazo, Carlos Romero Deschamps y Andrés Granier—, aplaudían los cantantes Mario Domm, Juan Gabriel, la actriz Martha Higareda y hasta el obispo Onésimo Cepeda.

El vínculo entre Borge y la farándula es familiar. En 2014, la cantante Paulina Rubio fue madrina de bautizo de su hija, cuya fiesta se convirtió en todo un concierto privado al cual asistieron políticos, empresarios y figuras del espectáculo y el deporte.

La relación de Borge con el mundo del espectáculo fue notoria desde el comienzo de su adminsitración. Al paso del tiempo, esas celebridades se vieron beneficiadas de su amistad con Borge, tal es el caso de Juan Gabriel, a quien le construyó un centro cultural llamado el «Noa noa», y la inversión de casi 4.5 millones de pesos para que el grupo Camila grabara el videoclip de su sencillo «De mí», de acuerdo con datos de transparencia citados por el diario Luces del Siglo.

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Y por si conflictos sociales, derrotas electorales y pérdida de respaldo político no fuera suficiente, el gobernador Borge encara problemas personales; el pasado 8 de junio, Mariana Zorrilla Erales, la mujer que acompañó a Borge desde 2010, anunció su divorcio. Esto, luego de que fueron difundidas unas fotografías del gobernador tomado de la mano con la exdiputada federal del Partido Verde, Gabriela Medrano, durante un viaje en el extranjero.

Semanas después se difundieron más fotos, ahora de Borge abrazando a la exlegisladora. El gobernador no realizó declaraciones al respecto.