Tenías razón Rubén Espinoza, la muerte llegó a Veracruz para quedarse

julio 14, 2016

NI UNO MÁS 

Por: Silvia Núñez Hernández

Pareciera un guión de cinematografía del horror. Eran las 17:30 horas del lunes 11 de julio del año en curso. Francisco Javier Vargas García de tan sólo 27 años y Baruch Grajeda García de 20 años, se encontraban como cualquier ser humano disfrutando de la comodidad de su hogar. El primero descansaba en su habitación y el más joven, se encontraba en la cocina con el celular en mano adentrado en una conversación privada. Su paz fue interrumpida cuando a su residencia ingresó un grupo de sujetos con armas de fuego -quienes destruyeron la puerta principal- para someter a toda la familia con amenazas, con golpes, con cachazos.

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A Francisco Javier Vargas García lo sacaron de su recámara. Su madre, su padre, su abuela de 81 años y sus primos, no daban crédito de los hechos, no comprendía el motivo por lo que estos hombres –cinco aproximadamente vestidos de civil- los sometía argumentando que llevaban una orden de aprehensión en su contra. Nunca mostraron nada, pero alegaban ser Policías Federales y por ende, no tenían que oponer resistencia. La mujer exigía que lo dejaran, pero los hombres la golpearon y le ordenaron que no los viera porque si no la mataría. Le exigían permaneciera tirada en el suelo como el resto de la familia.

Baruch Grajeda García lo cogieron por sorpresa cuando salía de la cocina. Lo tiraron al suelo, lo sometieron y golpearon de la misma forma que a Francisco Javier, mientras otros, sustraían del domicilio computadoras, un Play Station e incautaron a todos miembros de la familia sus aparatos móviles.

“Cállese pinche vieja o la matamos” le decían los sujetos a la madre desesperada. Fueron minutos, pero la estresante situación hizo que estos sintieran que fueran horas. A los dos jóvenes se los llevaron a la fuerza, los hombres los ingresaron a una camioneta blanca con número de placas, YKY8851 y huyeron con rumbo desconocido.

La parte más difícil para la familia son los segundos o minutos después de un agresivo ataque. 15 minutos después de los hechos, uno de los familiares encontró el celular de la abuela y se comunicaron al 066. A los 20 minutos arribaron tres camionetas de la Secretaría de Seguridad Pública y una de ellas con número SP-1932.

La angustia de la familia se fue acumulando. El miedo les invadió y la conciencia de la situación en el momento que los elementos de la SSP le levantaba los datos de los hechos y le solicitaban fotos de los sustraídos. El vacío de la ausencia, la incertidumbre, el horror de saber que los jóvenes están a merced de sujetos desconocidos. Sentir su miedo a distancia, y sentir la penetrante zozobra que cala hasta los huesos de no saber en dónde se encuentran.

Una familia entra en shock por el secuestro de un o unos parientes, regularmente no sabe qué acción inmediata tomar. En este caso, por instinto, todos decidieron ir al Penalito de Playa Linda para verificar si realmente los muchachos se encontraban recluidos ahí, luego que los sujetos alegaban ser parte de la Policía Federal. Nada; Cruz Roja, tampoco. Como acto seguido, la familia de los jóvenes sustraídos se presentó ante la Unidad Integral de Procuración de Justicia Distrito XVII para levantar la denuncia correspondiente por desaparición forzada quedando asentados los hechos en la Carpeta de Investigación UIPJ/DJ-XVII/FI/872/2016, a cargo de Jessica Moreno Flores, fiscal Primera de la Unidad Integral de Procuración de Justicia de Veracruz Ver.

Las horas transcurren. Nadie ha llamado para exigir rescate, las autoridades dicen andar en su búsqueda, pero nada sucede. El tiempo se paralizó para toda una familia. Desesperados, la casta de Francisco Javier Vargas García y Baruch Grajeda García denunciará su secuestro a través de una marcha pacífica que se llevará a cabo este viernes 15 de julio a las 10:00 horas en 20 de noviembre esquina Juan Enríquez el cual concluirá en el zócalo del municipio de Veracruz.

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